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¿La pregunta sigue viva?

 

Él les preguntó: «Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?». Simón Pedro tomó la palabra y dijo: «Tú eres el Mesías, el Hijo del Dios vivo» 
(Mt 16, 13 – 20)

Hoy, escuchamos dirigida a cada uno de nosotros la pregunta de Jesús: “¿Y vosotros quién decís que soy yo? Se trata de dar una respuesta no teórica, sino que involucra la fe, es decir la vida, ¡porque la fe es vida!

No podemos permanecer indiferentes ante Él. Todos los que le conocemos tenemos algo que decir. Su mensaje es tan extraordinario que no deja tibios. Sus gestos nos empujan a pronunciarnos. ¿Quién decís que soy yo?'  Responder nos empuja a la misión.

“Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo” tiene que ser una respuesta que brote desde nuestro corazón, desde esa vivencia esencial y profunda del mesianismo de Jesús como experiencia vital de su misericordia y de su amor por nosotros

¿Quién es Jesús?  ¿La pregunta sigue viva?  ¿Qué respondes? ¿Qué trasmites?

'Señor, tu misericordia es eterna, no abandones la obra de tus manos. ¡Qué abismo de generosidad, de sabiduría y conocimiento el de Dios! ¡Qué insondables sus decisiones y qué irrastreables sus caminos! Él es el origen, guía y meta del universo. A él la gloria por los siglos.'


Creo en un Dios que sin límites me ama,
que vino a darnos luz, como nos da el sol, cada mañana.
Creo en un Dios que penetra mi pensamiento,
que se mete en mi corazón y conoce mis sentimientos.
Comunidad:
Creo en un Dios que sabe todo lo que me pasa,
que sufre y ríe conmigo, que me sostiene y que me abraza.
Creo en un Dios que en mí ve lo bueno,
que perdona lo malo y me hace un ser nuevo.
Creo en un Dios que es verdad y es camino,
que es pan y que es agua, alimento de peregrinos.
Creo en un Dios que es humano y es divino,
que está en el cielo y a la vez aquí, en mi destino.
Creo en un Dios que se muestra pequeño,
que se manifiesta humilde, pero que de todo es dueño.
Comunidad:
Creo en un Dios que es Padre, que es Hijo,
y que es Espíritu Santo. Que es Uno y es Trino.
Creo en un Dios que es Dios de mis padres,
un Dios que por su pueblo hizo y hará cosas grandes.
En ese Dios creo, con una fe sin tiempo,
con una fe simple, que nace desde adentro.
Comunidad:
En ese Dios creo, con fe verdadera,
con toda mi fuerza y mi alma entera.
En ese Dios creo, el mismo de ayer,
el que será mañana y será para siempre.
En ese Dios creo, pues vela por el universo,
porque está en la inmensidad y también en cada verso,
en cada palabra, en cada mirada, en cada sonrisa y en cada gesto
que desde el ser humano nacen para ir haciendo en la tierra su Reino.
Comunidad:
En ese Dios creo, en Él está mi esperanza,
a Él doy mi canto y dedico mi alabanza,
a Él ofrendo mi vida, pobre, consagrada,
y le entrego esta fe, pequeña, que de creer no se cansa.

Gerardo Oberman


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