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La "puerta estrecha"


“Tratad a los demás como queréis que ellos os traten”
(Mt 7, 12-14)

Tratar bien a los demás, es una manera nueva de vivir, es una manera nueva de mirar a los otros, es una manera sencilla de cambiar el mundo. Además con generosidad y gratuidad, sin esperar nada a cambio.

La puerta es el medio por el que pasamos de un espacio a otro. Cuánto más estrecha, más dificultad para atravesarla. Esto despierta el ingenio, la confianza en nosotros mismos, el conocimiento propio y de lo que nos rodea, y con quienes podemos compartir el reto.

El Señor nos invita con fuerza en el Evangelio de hoy: “Entrad por la puerta estrecha”.

Sólo el que se abaja, se hace como un niño, puede entrar por esa puerta estrecha y acceder así al Corazón de un Dios que también se ha abajado por amor al hombre

La cruz es la "puerta estrecha", la sabiduría escondida, que nos introduce en los secretos del Reino; el lugar del encuentro íntimo con el Amado; la experiencia de un amor que vence a la muerte; el impulso y la fuerza de los débiles para amar a los demás.


Dios nos eligió para mostrarnos unos a otros el rostro de Dios. Somos el vocabularios de Dios; palabras vivas para dar voz a la bondad de Dios con nuestra propia bondad, para dar voz a la compasión, la ternura, la solicitud y la fidelidad de Dios con las nuestras propias.
(Leo Rock, 1929-1998) 

Mi equipaje será ligero,
para poder avanzar rápido.
Tendré que dejar tras de mí la carga inútil:
las dudas que paralizan
y no me dejan moverme.
Los temores que me impiden
saltar al vacío contigo.
Las cosas que me encadenan y me aseguran.
Tendré que dejar tras de mí
el espejo de mí mismo,
el “yo” como únicas gafas,
mi palabra ruidosa.

Y llevaré
todo aquello que no pesa:
Muchos nombres con su historia,
mil rostros en el recuerdo,
la vida en el horizonte,
proyectos para el camino.
Valor si tú me lo das,
amor que cura y no exige.
Tú como guía y maestro,
y una oración que te haga presente:

“A ti, Señor, levanto mi alma, en ti confío,
no me dejes. Enséñame tu camino,
Mira mi esfuerzo. Perdona mis faltas.
Ilumina mi vida, porque espero en ti".

José M. R. Olaizola


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