Elige el amor



«Nadie tiene amor más grande 
que el que da la vida por sus amigos» 
(Jn 15, 12-17)

Es Él quien nos llama, quien nos ama primero, quien camina con nosotros, nos cuida, nos guía...
Y esta relación no es de siervos sino de amigos.
Hay que cuidarla y cultivarla amando.

Existen varias maneras de expresar el amor a nuestros hermanos. 
Algunos lo expresan más con palabras y gestos cariñosos; otros, con obras concretas.
En el evangelio de hoy Jesús nos enseña una forma superior de entrega del amor, “nadie tiene amor más grande que el que da la vida por sus amigos”. 
La entrega de amor es la entrega de vida.
No se limita a regalos costosos, no se circunscribe en ocasiones particulares. 

El mandato del amor tiene rostro: el de cada ser humano; tiene consecuencias: la vida o la muerte; tiene responsabilidad: lo que das o te guardas; y en este momento tiene una acción: no contagies a nadie.
Lo demás son teorías.

El amor verdadero se entrega cada día, y muchas veces nos duele.
A Jesús el amor a la humanidad le costó la vida.
A nosotros ¿Qué nos requiere hoy el amor?
¿Cómo damos la vida a los demás?
A veces nos pide solamente una sonrisa…

Un mandamiento nuevo (fragmento)
Os doy un mandamiento nuevo.
Un mandamiento que no manda,
porque el amor no se puede mandar, el amor no puede ser una obligación; sino una invitación: os invito a experimentar el amor, os invito a gustar el amor, os invito a un banquete de amor.
Os propongo una nueva manera de amar, os incito, os hago un requerimiento.
Os doy un mandamiento nuevo.
Una fórmula infalible y certera
como flecha directa al corazón,
mortal de necesidad.

Un amor extensivo, una onda expansiva que desde donde estáis
llegue a toda la superficie del lago
en oleadas sucesivas, transmisoras de un mismo sentimiento.
Hasta la gota de agua más alejada
recibe y se conmueve, se siente requerida por un mandamiento nuevo.

Os doy un mandamiento nuevo.
Una señal distintiva, acreditativa,
una señal de identidad y de identificación, como garantía de calidad y denominación de origen;
por ella se conocerá que sois de los míos.
Os reconocerán por cómo amáis:
cómo practicáis la solidaridad,
cómo os relacionáis unos con otros,
cómo os afecta las situaciones humanas, cómo os sentís mandados, solicitados, reclamados, requeridos por un mandamiento nuevo. 
(Joaquín Suárez Bautista, "Los otros salmos")


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