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La señal


«¿Qué mandamiento 
es el primero de todos?» 
(Mc 12, 28b-34)

Jesucristo ha amado al Padre con todo su corazón, con toda su mente y con todas sus fuerzas, y al prójimo como a sí mismo. Y nos entrega su Espíritu, para que experimentemos ese mismo amor, un amor que destruye el pecado y la muerte.
Vale, crees en Dios, pero... ¿realmente lo amas por encima de todo: del dinero, del bienestar, de la comodidad?
Amar, eso es lo que nos sostiene. Saber que soy amado y que puedo y quiero amar, cada vez más. Eso nos une y nos ayuda a seguir, también cuando no se ve el final del tunel.
Amar a Dios es amar al prójimo. El amor no es un ideal sino se concreta en la realidad de quien tenemos cerca. Estos días se hace evidente el amor de Dios cuando nos queremos entre nosotros, cuando tenemos que estar en casa. Esta es hoy la señal de que Escuchamos a Dios.

Señor enciérrame dentro de ti.
Abrázame en lo más profundo de tu corazón y cuando esté allí, refíname, purifícame, avívame, enciéndeme y elévame a lo alto, hasta que me convierta del todo en aquello que tú quisiste que fuera. Por la muerte purificadora de mi yo, en el nombre de Jesús, el Cristo de Dios.  Amén
 Teilhard de Chardin

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SAN JOSÉ

Salve, José, amante y tierno padre. Salve, guardián de nuestro Redentor. Esposo fiel de tu bendita Madre y salvador del mismo Salvador. Al buen Jesús pudiste ver sin velo y sobre ti sus miembros reclinó. Al Hacedor de tierra, mar y cielo con cuánto amor le besas y te besó. ¡Oh, qué feliz el nombre de Hijo que dabas! Ninguno fue por Dios tan encumbrado como tú, José. ¡Oh, fiel guardián de nuestro Redentor! Dichoso aquél, José, que tú proteges y el que con fe te invoca en la aflicción, jamás, jamás lo dejas sin amparo y protección. ¡Oh, San José, amante y tierno padre, santo sin par y espejo de virtud! Haznos amar a la divina Virgen y a nuestro Dios y Salvador. “Protege, oh bienaventurado José, protégenos en nuestras tribulaciones. Defiéndenos de las asechanzas del demonio, protégenos con tu patrocinio, y ayúdanos y sostennos con tu auxilio para que podamos santamente vivir, piadosamente morir y alcanzar en los cielos la eterna bienaventuranza”. (León XIII)

Gracias, Señor.

El titulo de esta entrada me la ha do el Papa Francisco esta mañana en su tuit  @ Pontifex_es Termina un año y estamos a punto de comenzar uno nuevo. Se cierra un libro y empieza un nuevo libro con las paginas en blanco. Hoy es un buen momento para hacer balance del año, pedir perdón, dar gracias y pedir ayuda.  En el año que termina ha habido de todo, pero la certeza del amor de Dios ha estado conmigo todos los días. Su ternura la he sentido muchas veces, y muchas veces su mano me ha levantado. Gracias, Señor porque no termino el año sólo y el nuevo lo puedo empezar contigo. Por eso yo no le pido nada al 2015, yo se lo pido a Dios. En tus manos Señor pongo mi vida en este nuevo año 2015

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