Dejarlo todo




“No he venido a llamar a los justos,
 sino a los pecadores a que se conviertan”. 
(Lc 5, 27-32).

La mirada de Dios se vuelve llamada e invitación al seguimiento.
Cuando se siente la “mirada de Dios”, llena de ternura y misericordia, el corazón empieza a sanar de los prejuicios, el miedo, y el egoísmo que nos destruye. Contempla la Palabra que nos libera.
Mira y déjate mirar.
El encuentro con Él transforma. Los necesitados de cambio somos todos. El que cambia nuestra vida es Él. Quiere que todos estemos con Él. No quiere dejar fuera a ninguno de nosotros. Dejémosle sitio en nuestra mesa.
Jesús no viene a juzgar sino a dar oportunidades, a descubrirnos a un Dios que nos quiere a todos salvados, sin exclusiones de ningún tipo, ni siquiera por nuestros actos.
Su misericordia es infinita, lo importante no es lo que hemos sido, sino lo que estamos dispuestos a ser.
Dejarlo todo para alcanzar lo pleno, lo inmenso, lo inabarcable. Perder para ganar. Renunciar para seguir. Compartir para ser. Vivir el dinamismo del seguimiento, de la entrega, del discernimiento, y de empezar cada día la aventura de la fe.
A veces, creyéndonos buenos o justos, impedimos a Dios actuar en nuestra vida. Reconozcámonos hoy pecadores e incapaces de amar y Cristo nos curará, nos perdonará los pecados y nos sentará en su Banquete pascual.

Padre misericordioso,
Tú cuidas de todos los pequeños de la tierra
y quieres que cada uno sea signo e instrumento
de tu bondad con los demás.
Tú brindas tu amor a todo hijo herido por el pecado
y quieres unirnos a unos con otros con vínculos de fraternidad.
Perdóname, Señor, si he cerrado las manos

y el corazón al indigente que vive a mi lado,
pobre de bienes o privado del Bien.
Todavía no he comprendido que tu Hijo
ha venido a sentarse a la mesa de los pecadores;
me he creído mejor que los demás.
Por esta razón soy yo el pecador.
Haz que resuene tu voz en mi corazón,
llámame ahora y siempre, oh Dios.
Abandonando las falsas seguridades,
quiero levantarme para seguir a Cristo en una vida nueva.
Y será fiesta.

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