Con humildad



"Si quieres, puedes limpiarme".
Ven y sana nuestro mundo.
Ven a sanarme todo lo que nubla mi mirada y mi corazón.
El leproso puso la Fe. Jesús la compasión y el milagro.
Jesucristo nos limpia del pecado –que nos aísla y nos destruye– y nos reconcilia con el Padre, con los hermanos y con nosotros mismos. Por grande que sea el pecado, más grande es su gracia y su misericordia.


TU MANO APRETADA

No pida yo nunca estar libre de peligros,
sino valor para afrontarlos.
No quiera yo que se apaguen mis dolores,
sino que sepa dominarlos mi corazón.
No busque yo amigos
por el campo de batalla de la vida
sino más fuerza en mí.
No anhele yo,
con afán temeroso, ser salvado
sino esperanza de conquistar,
paciente, mi libertad.
¡No sea yo tan cobarde, Señor,
que quiera tu misericordia en mi triunfo,
sino tu mano apretada en mi fracaso!
 Tagore


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