Los inocentes




“Herodes mató 
a todos los niños en Belén” 
(Mt 2, 13-18)


Como María, José y el Niño muchos tienen que huir de sus tierras porque son perseguidos.
Son los Santos Inocentes del siglo XXI.
Seamos refugio y hogar para ellos.

La crueldad tiene muchos matices.
La muerte despiadada de inocentes por no conseguir una meta.
Y las muertes sutiles y delicadas por la omisión, la indiferencia, la lejanía o la simple cobardía. 
Podemos matar despiadadamente, sin que haya sangre.


Es el día de los inocentes, de los que murieron entonces y de los que mueren hoy.
De los que no pueden defenderse en la vida, de los que no tienen voz.
De los que tienen un corazón limpio y no han olvidado la sencillez y las ganas de descubrir la bondad en el corazón del hombre.


Felicidades si todavía te asomas a la vida con la mirada de un niño.
Si sigues apostando por el amor a pesar de la negatividad que te rodea.
Si pones paz donde hay violencia.
La inocencia sigue siendo tu fiesta.
Dios puede habitar en ti cada mañana y abrirse camino en el mundo.

Felicidades si hoy sigues sintiendo por dentro la inocencia que te hace asomar a la vida con otra mirada.
Felicidades si todavía sigues apostando por el amor, a pesar de todo lo que te hayas encontrado de negativo en tu camino.
Felicidades si te has despertado y has mirado al sol y a la tierra y te han parecido buenos. 
Felicidades si quieres sentir la brisa en la cara y no te importa que tus vecinos lo critiquen… porque la inocencia sigue siendo tu fiesta y Dios puede habitar en ti cada mañana para abrirse camino entre los que tienen sed de esa inocencia que perdieron en tiempo y que no logran rescatar por sí mismos.

José escuchó plenamente el mensaje, corrían malos tiempos y lo mejor era marcharse. 
Qué lección tan sencilla y tan grande. 
Casi siempre queremos tener razón, pero aún teniéndola hay que ver qué es lo más inteligente, aunque a nuestro Ego esto no le haga mucha gracia. 

¿Por qué tengo que marcharme? 
¿Qué he hecho mal? 
Pero el ángel dice “huye” no dice “escóndete” dice “huye” y además lejos.
Sin una aceptación total y completa de la realidad pasan graves desgracias, hay llanto y lamentos grandes. 
En mi caso, ¿siempre quiero tener razón? ¿y si me dejara sentir lo que mi ángel me aconseja y lo pusiera en práctica?

Los mártires Inocentes proclaman tu gloria en este día, Señor, no de palabra, sino con su muerte; concédenos, por su intercesión, testimoniar con nuestra vida la fe que confesamos de palabra. 

Recibe, Señor, nuestros miedos
y transfórmalos en confianza.
Recibe, Señor, nuestro sufrimiento
y transfórmalo en crecimiento.

Recibe, Señor, nuestro silencio
y transfórmalo en adoración.
Recibe, Señor, nuestras crisis
y transfórmalas en madurez.
Recibe, Señor, nuestras lágrimas
y transfórmalas en plegaria.

Recibe, Señor, nuestra ira
y transfórmala en intimidad.
Recibe, Señor, nuestro desánimo
y transfórmalo en fe.
Recibe, Señor, nuestra soledad
y transfórmala en contemplación.

Recibe, Señor, nuestras amarguras
y transfórmalas en paz del alma.
Recibe, Señor, nuestra espera
y transfórmala en esperanza.
Recibe, Señor, nuestra muerte
y transfórmala en resurrección.

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