¡Somos buscados por alguien!




«Hoy ha sido 
la salvación de esta casa» 
(Lc 19, 1-10)

En contra de lo que nos imaginamos, no somos nosotros los que buscamos a Dios; Él es el primero en buscarnos.
No hemos sido hecho para amar a Dios, aunque también, sino para que Dios pueda amarnos. 
¡Somos buscados por alguien!
Ése es el secreto de nuestra fe y de nuestra felicidad:
"Zaqueo baja, hoy me quedo yo en tu casa".
Zaqueo quería ver y lo que se le reveló fue la herida de Dios: su amor a los hombres.
Zaqueo no había pedido nada y fue Dios mismo el que le suplicó: 
"quiero hospedarme en tu casa" 
¿Estaremos a la altura de tan singular huésped?

¿De qué "higueras" ideológicas, económicas o afectivas conviene que me baje, para que hoy el Señor entre en mi casa?

"Hoy quiero alojarme en tu casa".
 Si me dejas entrar, me quedaré siempre contigo.


Anímate a caminar intensamente
este tiempo para la conversión,
para producir el cambio;
para pasar de la muerte a la vida,
del egoísmo al amor,
del odio al perdón,
del rencor a la reconciliación,
de la cobardía al coraje,
del miedo a la valentía,
de la esclavitud a la libertad,
de la injusticia a la justicia,
del desaliento a la esperanza,
de la indiferencia al compromiso,
de la oscuridad a la luz,
de la mentira a la verdad,
de la estupidez a la sabiduría,
de lo menos humano a lo más humano,
de lo humano a lo divino…
René J. Trossero
 

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