Hace mucha falta




«¡Si al menos tú comprendieras en este día lo que conduce a la paz!» (Lc 19, 41-44)

Así, experimentaremos su amor y su paz, incluso en medio de las pruebas y tribulaciones.

No dejes que crezcan en tu corazón el rencor, la ira, la soberbia.
No dejes que se endurezca.
Agradece todo lo que Dios pone en tu vida y en tu ser.
Mira y trata a cada persona con el respeto y dignidad con que quieres ser tratado.
Derrocha amabilidad y ternura.
Hace mucha falta.

Hoy sorprendemos a Jesús llorando.
Sus lágrimas además de expresar su verdadera humanidad, constituye un signo de su plena participación en el drama de una humanidad a la que le cuesta trabajo entrar en el proyecto de amor y de paz que Dios ofrece al hombre.
Y a veces, no solo no nos cuesta trabajo sino que nos resistimos adorando a los dioses hecho a imagen de nuestros temores, de nuestras aspiraciones, de nuestras debilidades.
Jesús llora porque su pueblo no ha entendido que la fe que Él nos regala tiene vocación de denunciar los falsos absolutos, de relativizar los fanatismos, de criticar las componendas alienantes de lo cotidiano.
Nuestra fe combate sin tregua por liberarnos de los ídolos que fascinan y estrecha la mirada para que viva en nosotros el verdadero nombre de Dios.

Señor, ¿no sigues llorando también hoy?
Señor, ¿tu lagrimas no siguen regando tu corazón?
Señor, ¿cuántas veces has llorado por mí?
Señor, ¿cuántas veces has querido despertar y regar mi corazón con tu lágrimas?
Nos duelen las lágrimas de los hombres.
¿Y cuánto nos duelen las lágrimas de Dios?
Gracias Señor por tus lágrimas fecundando me corazón.
Gracias, Señor, que también yo pueda llorar por tantos que cada día
te olvidan y te guardan en la indiferencia

La Paz no es la ausencia de conflictos, sino la manera de conjugarlos para que salgan verbos nuevos: construir, dialogar, respetar, buscar, aprender, querer, soñar, comprender, confiar.

Hoy es la fiesta de la Presentación de la Virgen María. Madre, enséñanos a vivir como tú desde el silencio, la humildad, el servicio y la confianza total en Dios.
Haz que vivamos unidos.

'Santa María, tú que desde temprana edad te consagraste a Dios para servirle plenamente, respondiendo con obediencia amorosa a su llamada, enséñanos a ser valientes seguidores de tu Hijo en cada momento de nuestra vida, desde una generosa y firme respuesta al Plan de Dios. Amén'.

¡Mira a María y reconocerás lo que conduce a la Paz!

Dios, tu comunidad está acá para pedirte nos ayudes a construir un Mundo Nuevo donde abunde la Paz.
Somos tus hijos e hijas que de diferentes lugares de esta tierra bendita que nos regalaste, estamos aquí para compartir nuestras necesidades y ponerlas en tus manos.
Estamos confiados que nos escucharás y ayudarás, pues eres un Dios de amor que te brindas a toda la humanidad.
Te pedimos para que transformes los corazones duros de aquellos que sólo quieren poder y riquezas.
Te pedimos por nuestros niños y niñas que mueren día a día por hambre, violencia, enfermedades, marginalidad.
Te pedimos por tantas familias que quedaron devastadas por la muerte violenta de sus seres queridos, ocasionados por atentados, robos, secuestros, falta de seguridad.
Te pedimos que nos ayudes a librarnos del egoísmo,
el individualismo, del orgullo, del odio,
que sólo nos lleva a generar más muerte.
Te pedimos que nos acompañes a transitar los senderos más sinuosos
y a llegar a los lugares más inhóspitos para conocer,
ayudar y valorar a las personas que son ignoradas
y abandonadas por los sistemas políticos y económicos.
Te pedimos que nos ayudes a renovar nuestras fuerzas
y seamos luces en el camino para quienes te estén buscando.
Y, porque sabemos que Tú todo lo puedes,
te pedimos nuestro Dios que nos ayudes a construir
Comunidades de Paz para Todos.
Tú nos diste a Jesús y por Él aprendimos a ser fuertes y a amar incondicionalmente.
Por Él y en Él, es que te lo pedimos. Amén.
Virginia Mínico





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