¿Quién es?





Él les preguntó: «Y vosotros, 
¿quién decís que soy yo?». 
Pedro respondió: «El Mesías de Dios» (Lucas 9,18-22)

Y para nosotros, ¿quién es Jesús?
"Y tú, ¿quién dices que soy yo?"
¿Es alguien importante en nuestra vida?

La respuesta no puede ser aprendida sino sentida y vivida.
Ponte delante de Él, mírale la cara, escucha en tu interior la pregunta, respira un momento y contesta... no dejes pasar más tiempo


Reconocer y aceptar a Jesús como Mesías y Señor conlleva también aceptar su misma forma de amar: la de la entrega total de su vida, una entrega que destruye el pecado y que vence a la muerte.

Aquello que llaman Pascua
Frente a la cruz,
me encuentro con un Dios que no sabe salvar,
que ni siquiera se sabe salvar ni defenderse.
Dios se muere... mejor dicho lo matan, lo matamos.
No es el dios que queremos,
no es el dios que necesitamos,
no es el dios que esperamos.
¿Sera? el Dios que predicamos?
No lo puedo creer y quiero seguir creyendo.
Sólo hay dolor y desconcierto.
Abandono y sed de respuestas.
Escondidos en nuestros miedos,
pretendemos acompañarte
hasta el extremo de quitarte la vida.
Creador débil, Mesías que suena a mentira,
liberador herido de muerte.
Demasiada sangre y agua como para cerrar los ojos...

Seguir preguntando más allá de la cruz.
Seguir andando detrás de la cruz.
De frente a la piedra que tapa todo,
buscando aquello que llaman Pascua.
(Marcos Alemán, sj)

Hoy que recordamos  a   San Vicente de Paúl, uno de los santos que a lo largo de la historia mejor ha encarnado el amor de Cristo Jesús a los pobres.

Un hombre qué hablo de Jesús al mundo amando sin medida a los pobres junto a su compañera Santa Luisa de Marillac

Hablando sobre el amor a Dios, lo compara con el de «un niño que no puede separarse de su madre y grita "¡mamá!", cuando la ve alejarse» 
El amor de Dios es ternura, es amor materno. 
No le tengas miedo. 
Él te espera con los brazos abiertos. 

Decía: «si dejáis la oración para acudir con presteza en ayuda de algún pobre, recordad que aquel servicio lo prestáis al mismo Dios». 
¿De qué te sirve hablar con quien no ves si no le hablas y escuchas en tu hermano que te necesita?

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