Ir al contenido principal

Limpios de corazón




¿Acaso puede un ciego 
guiar a otro ciego? 
(Lc 6, 39-42)

La falta de discernimiento nos vuelve intransigentes y caprichosos en nuestras relaciones con los demás.

Mirar al otro con 'el corazón limpio', sin vigas ni motas que entorpezca ver en el otro el hermano que es, para que juntos construyamos el proyecto de Dios, la fraternidad.

Escuchamos a Jesús que nos dice:
“Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios”.
Miremos a la Virgen María y digámosle:
“Vuelve a nosotros esos tus ojos misericordiosos”.
En fin, pidamos al Padre del cielo que purifique los ojos de nuestro rostro y de nuestro corazón. 
Vamos a mirar con los ojos de Dios.
Así miraremos con ojos limpios.
Nada de imponer, nada de dominar, nada de condenar a nadie.
Amar, solo amar.

Señor, Tú me enseñas que nunca debo juzgar ni criticar a los demás.
Haz que logre tratar a los demás como Tú me tratas Señor: comprendiendo sus limitaciones, disculpando sus faltas, poniendo atención a sus necesidades, con la capacidad de ser misericordioso y bondadoso, siempre.

Señor danos un corazón limpio y bueno
Señor, enséñanos a mirar con tus ojos, ojos serenos, limpios, llenos de bondad.
Los nuestros nos engañan, nuestras oscuridades empapan lo que vemos contagiando a los demás nuestro pesimismo y nuestra negatividad.
Líbranos de las vigas de nuestros ojos para que nuestra mirada sea limpia, para que podamos ver claro y así poder ayudar a nuestros hermanos a deshacerse de la mota de su ojo.
Entonces nos podremos mirar fijamente.
Sin la viga que nos deforma volvemos a ser como tú quieres y vemos el mundo con tus ojos.
Que nuestra mirada sea suficientemente transparente para ser capaces de cambiar el mundo.
Que nuestro corazón sea suficientemente limpio para que nuestros ojos te puedan ver en todas partes, en todo lo que nos rodea, y sobre todo en la mirada de nuestros hermanos y hermanas.



Comentarios

Entradas populares de este blog

SAN JOSÉ

Salve, José, amante y tierno padre. Salve, guardián de nuestro Redentor. Esposo fiel de tu bendita Madre y salvador del mismo Salvador. Al buen Jesús pudiste ver sin velo y sobre ti sus miembros reclinó. Al Hacedor de tierra, mar y cielo con cuánto amor le besas y te besó. ¡Oh, qué feliz el nombre de Hijo que dabas! Ninguno fue por Dios tan encumbrado como tú, José. ¡Oh, fiel guardián de nuestro Redentor! Dichoso aquél, José, que tú proteges y el que con fe te invoca en la aflicción, jamás, jamás lo dejas sin amparo y protección. ¡Oh, San José, amante y tierno padre, santo sin par y espejo de virtud! Haznos amar a la divina Virgen y a nuestro Dios y Salvador. “Protege, oh bienaventurado José, protégenos en nuestras tribulaciones. Defiéndenos de las asechanzas del demonio, protégenos con tu patrocinio, y ayúdanos y sostennos con tu auxilio para que podamos santamente vivir, piadosamente morir y alcanzar en los cielos la eterna bienaventuranza”. (León XIII)

Gracias, Señor.

El titulo de esta entrada me la ha do el Papa Francisco esta mañana en su tuit  @ Pontifex_es Termina un año y estamos a punto de comenzar uno nuevo. Se cierra un libro y empieza un nuevo libro con las paginas en blanco. Hoy es un buen momento para hacer balance del año, pedir perdón, dar gracias y pedir ayuda.  En el año que termina ha habido de todo, pero la certeza del amor de Dios ha estado conmigo todos los días. Su ternura la he sentido muchas veces, y muchas veces su mano me ha levantado. Gracias, Señor porque no termino el año sólo y el nuevo lo puedo empezar contigo. Por eso yo no le pido nada al 2015, yo se lo pido a Dios. En tus manos Señor pongo mi vida en este nuevo año 2015

La familia según el papa Francisco

100 consejos de papa Francisco a las familias que se encuentran esparcidos en las catequesis pronunciadas entre diciembre de 2014 hasta septiembre de 2015.   1.   “Permiso”, “gracias”, “perdón”.   En efecto, estas palabras abren camino para vivir bien en la familia, para vivir en paz. Son palabras sencillas, pero no tan sencillas de llevar a la práctica. Encierran una gran fuerza: la fuerza de custodiar la casa, incluso a través de miles de dificultades y pruebas; en cambio si faltan, poco a poco se abren grietas que pueden hasta hacer que se derrumbe (13 de mayo de 2015). 2. La primera palabra es “permiso” (…) Entrar en la vida del otro, incluso cuando forma parte de nuestra vida, pide la delicadeza de una actitud no invasora, que renueve la confianza y el respeto. La confianza, en definitiva, no autoriza a darlo todo por descontado. Y el amor, cuando es más íntimo y profundo, tanto más exige   el respeto de la libertad y la capacida...