La curiosidad



"Herodes se decía: 
«A Juan lo mandé decapitar yo. 
¿Quién es este de quien oigo semejantes cosas?». 
Y tenía ganas de verlo" 
(Lc 9, 7 – 9)

"¿Quién es este hombre?"
Era importante para el profeta Ageo que el pueblo tuviera un lugar sagrado, pero con Cristo ese lugar sagrado somos nosotros. 
Somos el lugar donde Dios habita, el templo espiritual que Dios escoge para morar.
El profeta Ageo creía que aquel era el tiempo de reconstruir el Templo y mostrar la gloria de Dios.  Un profeta de hoy preguntaría: 
¿Cuándo llegará el día de reconstruir al hombre desde dentro, para que manifieste la potencialidad humana y amorosa que esconde desde hace siglos?
Era importante para el profeta Ageo que el pueblo tuviera un lugar sagrado, pero con Cristo ese lugar sagrado somos nosotros.  
Somos el lugar donde Dios habita, el templo espiritual que Dios escoge para morar.


Queremos verle, sentirle, escucharle... Demos un paso más y comencemos a seguirle, a dejar que Él nos transforme, a sentir como Él sintió ante el grito de los hombres y mujeres de este mundo...






¿Cómo tendría que ser mi vida para que a alguien le surja la curiosidad de conocer a Jesús?

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