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Sólo me queda confiar




“Se puso en pie, 
increpó a los vientos y al mar 
y vino una gran calma”
( Mt 8, 23-27)

El miedo es la respuesta que aparece cuando falta la fe.
El miedo es la cara amarga de la falta de confianza

¿Quién calmará los temporales de mi corazón?
Solo tú, Señor.
Solo tú.

A veces nos puede parecer que el Señor está dormido, o que ni siquiera va en la barca; pero, no perdamos nunca la confianza, Él siempre está con nosotros, en la calma y en la tempestad, en la angustia y en el sosiego, en la noche oscura y en el día luminoso.

Reconoce la presencia del Señor y sigue confiando en él cuando las tormentas rugen dentro de ti y a tu alrededor.
Cuando ruidosos huracanes sacuden la barca de la Iglesia, antes de alcanzar las aguas tranquilas de una Iglesia renovada.
El Señor está ahí, no temas.

Jesús, desde hoy quiero vivir viendo más allá de lo que veo.
Sé que dificultades siempre he de tener y que me enfrentaré con tormentas y con baches en el camino.
Pero Tú vas a mi lado.
Ojalá no te despierte con mis quejas inútiles.



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