Signo de contradicción




“El que mira 
a una mujer casada deseándola, 
ya ha sido adúltero con ella 
en su interior” 
(Mt 5,28)

El seguimiento del Señor es con todo y a por todas.
No hay rebajas ni suavizaciones.
Algunas veces, que veamos como nos pincha el Evangelio es buena señal

¡Qué difícil resulta no adulterar el amor de Dios cuando nos empeñamos en fundamentar nuestras acciones en ideologías relativistas, mundanas y caprichosas!

Tu mirar es amar.
Enséñame a mirar a los demás como tú los ves.
Enséñame a mirar embelleciendo a quien miro.


Te acogemos, Jesús, cuando nos interesa, 
te excluimos cuando eres denuncia y justicia.
Como todo pobre de nuestros caminos, 
eres un signo de contradicción.
Benjamín González Buelta





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