No estamos solo




Tened valor: 
yo he vencido al mundo”. 
Jn 16, 29-33

 Jesús viene a decirle a los suyos, que nunca está solo.
Que siempre vive en unión con el Padre y en el confía para afrontar "su hora".
Jesús ha vencido al mundo desarmándolo con el amor.
Ha elegido lo que cuenta a los ojos de Dios y perdura en la vida, no lo efímero.
Y este mensaje es el que deja a sus discípulos como "testamento espiritual"

El mundo nos ofrece, bajo apariencia de felicidad, falsas seguridades y sucedáneos de amor y de paz que no llegan a saciarnos.
Cristo, bajo la apariencia de debilidad y fracaso, nos entrega una manera de amar que libera y sacia nuestro corazón.

¡Ánimo!
Él camina con nosotros en todas nuestras batallas de la vida.

Cristo anuncia la dispersión de los suyos y con ello la llegada del miedo y la falta de paz.
Nos pasamos la vida perdiéndonos a solas; no somos capaces de reconocer que hay hermanos que nos ayudan en el recorrido y la conquista del camino interior.
¡Nunca solo!

“Os he hablado de esto, para que encontréis la paz en mí".
Tu paz tras la tormenta, tan fácil de hallar.
Tu paz, en la tormenta, regalo de la fe.

Señor, gracias por darme fe, esperanza y caridad, el día de mi bautismo, para hacerme capaz de obrar el bien, por amor a Ti y a los demás.
Qué serenidad y confianza me da saber que Tú has vencido al mundo y estás conmigo, dándome esa paz, que con tu gracia, podré irradiar a los demás.

Jesús, tú vuelves tus ojos hacia mí
y siento tu invitación a permanecer serenos.
Jesús, tú te acercas a mí
y yo percibo que tu presencia calma toda tempestad.
Jesús, tú pronuncias palabras de paz
y en ellas yo descubro que puedo confiar,
que el miedo se desvanece
.





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