Cristo ha resucitado



“Él había de resucitar 
de entre los muertos”. 
(Jn 20, 1-9).

Una alegría desbordante se manifiesta en el corazón de cada auténtico creyente en esta mañana de Pascua.
La mayor alegría.
El Resucitado vertebra el sentido, el orden, la belleza, la bondad, la verdad y el equilibrio de la existencia y del Universo.
Todo encaja en Él.
¡Aleluya!

El pueblo humilde, identificado con el Crucificado, es el que más goza al Resucitado.
Es su garantía de que habrá justicia.
Dios, que respeta nuestra libertad, no cambia el curso de los acontecimientos.
Pero es ánimo, esperanza y fortaleza para aquellos que sólo le tienen a Él.





Cristo ha resucitado.
Su luz ilumina nuestra vida, con sus dolores y contradicciones.
Su luz atraviesa el mundo llenándolo de esperanza.
No nos resignemos ante el dolor de los pobres y las piedras pesadas que aplastan.
Todo es posible en su amor.

¡Tenía que resucitar!
Jn 20, 1-9
Con todo mi ser canto: ¡Aleluya!
Con gestos y palabras,
con mi cuerpo y mis sentimientos,
con cánticos y con danza,
con todo mis ser.
Para ti canto: ¡Aleluya!,
agradecido, entusiasmado.
Mi corazón renovado goza con esta fiesta:
la fiesta de las fiestas.


Has resucitado, Jesús,
Tu amor es más fuerte que la muerte.

Venciste a tu muerte y a la nuestra, Jesús
Creemos en una vida nueva para siempre.

Has abierto de par en par las puertas del futuro, Jesús.
Podemos avanzar con esperanza, pase lo que pase.

Has roto los límites de lo posible, Jesús.
Nada de cuanto podamos imaginar es demasiado para Ti.

Nos has contagiado tu vida plena, Jesús
Podemos empezar una existencia de resucitados, ¡cuanto antes!

Tu Espíritu resucitador aletea en el mundo entero, Jesús,
una nueva sociedad es posible, está en marcha.

Contigo resucitó tu Palabra y tu proyecto, Jesús
Podemos llamar Padre a Dios y vivir como auténticos hermanos.


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