La Lógica del Padre




“Bienaventurados los pobres. 
Ay de vosotros, los ricos” 
(Lc 6, 17. 20-26)

La felicidad es el mayor anhelo de todo ser humano.
Pero ¿somos capaces de descubrirla?
¿Sabemos dónde está la verdadera felicidad?
¿O pretendemos vivir de “chispazos” momentáneos?


Algo hermoso es difícil de conseguir, como el cielo.
Jesús nos deja un GPS que indica la ruta, y es seguir las bienaventuranzas; pero también advierte los peligros que hay.
Pon empeño y llegarás a salvo a tu destino.

En las Bienaventuranzas Jesús desvela cuál es la Lógica del Padre, locura a los ojos del ser humano que pretende imponer su pequeña lógica.
Jesús no pretende consolar sino ofrecer las razones para una confianza mayor

Las bienaventuranzas nos van configurando con Jesucristo, enviado por el Padre para salvarnos, revelándonos el sentido de la vida y saciando plenamente nuestra necesidad de amar y de ser amados.

 La dicha de María, que vivió las bienaventuranzas, es acompañarnos de camino al cielo.






Dichosos los que aceptan a Dios en sus vidas,
porque estarán llenos de luz.
Dichosos los que se ponen en las manos de Dios,
porque vivirán seguros.
Dichosos los que optan por servir,
porque en el Reino serán servidos.
Dichosos los que comparten sus bienes,
porque no les faltará la harina y el aceite.
Dichosos los que hacen sonreír a los que lloran,
porque serán ángeles del consuelo.
Dichosos los no-violentos, profetas de la paz,
porque serán príncipes en el mundo nuevo.
Dichosos los que defienden al perseguido,
porque Cristo será su defensor.
Dichosos los que no viven para sí,
porque serán de la raza de Dios.






Pero:
¡Ay de los que acaparan bienes,
porque serán culpables de muchas muertes!
¡Ay de los que viven para consumir,
porque siempre tendrán hambre!
¡Ay de los que hacen llorar a los demás,
porque la historia los condenará al olvido eterno!
¡Ay de los que son duros y violentos,
porque llevarán la guerra dentro!
¡Ay de los que van de fiesta en fiesta,
porque acumularán aburrimiento!
¡Ay de los que sólo buscan el aplauso,
porque esa será su cosecha, ruido!
¡Ay de los que se bastan a sí mismos,
porque se encontrarán vacíos!
¡Ay de los que dan culto a su ego,
porque nunca serán queridos!


Señor, danos luz y fuerza para renunciar
a lo que nos separa de ti, de los hermanos, de la felicidad más grande
¡No permitas que acaparemos bienes,
porque provocaremos muchas injusticias!
¡No permitas que vivamos para consumir,
porque siempre tendremos más hambre!
¡No permitas que hagamos llorar a los demás,
porque hemos nacido para consolar!No permitas que seamos duros y violentos,
porque llevaremos la guerra dentro y nos destruiremos!
¡No permitas que únicamente busquemos el placer,
porque jamás sabremos qué es amar!
¡No permitas que sólo busquemos el aplauso,
porque nunca nos sentiremos satisfechos!
¡No permitas que nos creamos autosuficientes,
porque nos encontraremos vacíos!
¡No permitas que demos culto al ego,
porque así nunca seremos queridos!





Señor, danos luz y fuerza para seguirte,
para seguir el camino de la bienaventuranza.
Ayúdanos a acogerte en nuestras vidas,
porque estaremos llenos de luz.
Ayúdanos a ponernos en tus manos
porque sólo así viviremos seguros.
Ayúdanos a optar por el servicio,
porque Tú nos sirves continuamente.
Ayúdanos a compartir nuestros bienes,
porque Tú nos dejarás que nos falte la harina y el aceite.
Ayúdanos a hacer sonreír a los que lloran,
porque Tú nos miras y nos muestras tu sonrisa.
Ayúdanos a ser no-violentos, profetas de la paz,
porque así construimos un mundo nuevo.
Ayúdanos a defender al perseguido,
porque Tú eres y serás defensor.
Ayúdanos a no vivir para nosotros mismos,
porque Tú entregaste la vida por todos



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