Hijos de la resurrección


“No es Dios de muertos, sino de vivos; porque para él todos están vivos” 
(Lc 20,38)

La alianza matrimonial es, en este mundo, un signo visible del amor de Cristo por su Iglesia, por cada uno de nosotros.
Un amor eterno, que vence la muerte, y que un día se nos revelará en plenitud.

Jesús afirma que la resurrección no es una simple continuación de la vida, sino una vida nueva y distinta, una vida de plenitud.
Jesús te invita a asumir tu compromiso por la vida porque el Dios en el que crees es un Dios de vivos.
Es el Dios de la Vida.

Somos hijos de la resurrección porque nuestro Dios "no es Dios de muertos, sino de vivos".



LECCIÓN PARA HOY
Un Dios de vivos.
¿Cuándo nos grabaremos esto en el corazón?

Resucítame, Señor, con tu Espíritu.
Vivifícame, Señor, con tu Espíritu. 
Transfórmame, Señor, con tu Espíritu, Ilumíname, Señor, con tu Espíritu
Para ser testigo de la vida en el mundo. 

Yo creo en tu resurrección, porque puedo amar, puedo reír; puedo abrazar a mi mayor enemigo y mirarlo en ti.
Yo creo en tu resurrección, porque tengo paz en mi corazón; porque puedo entregarme, a pesar de todo este dolor.
Yo creo en tu resurrección, porque soy feliz junto a ti; porque me amas tanto, que hasta moriste por mí.-
Yo creo en tu resurrección, porque puedo amar; porque tengo tanto, tanto, tanto para entregar

Yo creo que tú, Señor, vivirás en mí. 
Yo creo que tú, Señor, vencerás en mí.
Yo creo que tú, Señor, moraras en mí; para siempre, para siempre, Señor.

Yo creo en tu resurrección, porque ni el dolor ni mi propio error, ninguna angustia podrá separarme de tu amor.
Yo creo en tu resurrección, porque todo lo puedo con tu amor, porque sé que cuidas de mi vida mejor que yo.
Yo creo en tu resurrección, porque puedo amar, porque puedo entregarme, a pesar de todo este dolor.
Yo creo en tu resurrección, porque puedo amar; porque tengo, tanto, tanto, tanto para entregar.

Yo creo en ti, Señor.
Yo creo en la fuerza de tu vida.
Creo que donde sobreabundo el pecado, sobreabundo más tu gracia
Creo en la fuerza de tu pequeña semilla en nuestro corazón, que da el ciento por uno.
Creo que vives en nosotros. 
 Yo creo en ti, Señor.

Yo creo en tu resurrección, porque puedo amar, porque puedo entregarme, a pesar de todo este dolor
Yo creo en tu resurrección, porque puedo amar, porque tengo tanto, tanto, tanto para entregar



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