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En las manos de Dios





“A vosotros os digo, amigos míos: 
no tengáis miedo” 
(Lc 12,4)

El seguidor de Jesús, además de hablar con sinceridad, proclama públicamente la verdad del evangelio con valentía.
Ante las dificultades de la vida, no temas.
Pon tu confianza en la Palabra de Jesús.
La autenticidad provoca vértigo, cierto, es entonces cuando lo dejas a Él, y te haces valiente
Dios tiene su modo particular de actuar.
Su plan y sus tiempos raramente coinciden con los nuestros.
Cuando creemos que está ausente, Él sigue presente abriéndonos nuevos caminos.
Padre del Cielo, nos revelaste cuanto amas nuestras vidas.
Que le demos el valor que le corresponde, somos valiosos para Ti.
Nunca pensemos que Dios se ha olvidado de nosotros, ya que su Amor no nos olvida
Dame Tu sabiduría para seguirte, ser verdadero y confiar en Tu cuidado
Dios cuida con amor a todos, incluso de los pájaros más pequeños. 
Al final, la experiencia cristiana se reduce a saberse en las manos de Dios.
Lo demás es todo secundario.

Nada te turbe;
nada te espante;
todo se pasa;
Dios no se muda,
la paciencia todo lo alcanza.
 Quien a Dios tiene,
nada le falta.
Solo Dios basta.
(Sta Teresa de Jesús).  

Llévame en la palma de tus Manos,
arrópame con el calor de tu ternura,
alumbra las sombras de mi corazón
y haz que mi vida sea transparente.    


Ten cuidado con las palabras vacías,
con los aplausos del mundo
o con la búsqueda constante de poder.
Ten cuidado con la hipocresía
de quien pronuncia mi nombre con los labios,
pero no con el corazón.
Al final hay una luz que ilumina todo.
La luz de la verdad.
Sobre todas las cosas un día se hará esa luz:
tus anhelos y miedos,
tus búsquedas y encuentros,
tus aciertos y derrotas,
tu amor y tu compasión.
A ti te lo digo,
 desde un cariño profundo.
No tengas miedo.
No tengas miedo del poder injusto,
de los abusones, de los violentos.
Ese poder se desvanecerá con el tiempo.
Tú presta atención y respeta al Dios eterno,
al que es el principio y fin,
al que está antes de la vida y después de la muerte.
Presta atención a su palabra y su proyecto.
Busca y vive su voluntad. Y no tengas miedo.
Confía en ese Dios que te quiere, que se preocupa de ti,
El que se preocupa hasta de la última de las criaturas.
(adaptación de Lc 12, 1-7 - Rezandovoy


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