Nos acompañan



“Veréis el cielo abierto” (Jn 1,51)  
Jesús hace a sus discípulos una promesa.
Con sus palabras y con el don de su nos ha revelado la gloria-amor del Padre a la humanidad. Acércate a Jesús.
Déjate mirar por Él.
Aprende a vivir como El, en el ámbito de Dios, que es el de la vida.  

“Has de ver cosas mayores.”
Promesas que alimentan la esperanza.
Promesas que calientan el corazón.
Promesas que ensanchan el alma.

Miremos hoy al cielo con ojos de niños, ojos justos y con mirada verdadera, como Natanael, para ver a Jesús, Señor, camino, verdad y vida, nuestra medicina, nuestro envío y mensaje, nuestro Dios.

¡Oh Dios mío!, aclara mi mirada para que se vuelva hacia Ti.
Ahora que estoy sedienta, sáciame.
Ahora que soy débil, fortaléceme.
Dame tu Espíritu.

Hoy celebramos la fiesta de los santos arcángeles Miguel, Gabriel y  Rafael.
Que ellos intercedan por los cristianos perseguidos, les guarden y lleven el mensaje del amor de Dios a todo el mundo.


Miguel lucha contra Satanás. Nos enseña el celo por lo sagrado. 
Gabriel anuncia el nacimiento de Jesús y nos anima a testimoniar las maravillas de Dios en nosotros. 
Rafael nos pide que seamos la mano providente de Dios en el mundo.

Quién como Dios.
Quién como Él anuncia la paz a su pueblo.
Quién sino Él puede sanar todos los males.
La creación entera proclama su grandeza.
Que toda criatura lo alabe, lo sirva y lo ame.

No te rindas al mal.
Entra en la senda del bien y deja que tu vida fluya, aunque a veces haya que ir contra corriente.
Eres mensajero de la buena noticia, guerrero de la luz, sanador de corazones.

Que seamos como el arcángel san Miguel protegiendo a los demás.
Que seamos como el arcángel san Gabriel llevando a los demás mensajes de alegría y de esperanza.
Que seamos como el arcángel Rafael asistiendo y consolando a los demás en su dolor.

- Señor, que como los arcángeles esté siempre a tu servicio.
Con un corazón de niño, podemos dirigir a ellos nuestras oraciones:

San Miguel Arcángel, que tu favor nos ampare,
tu fortaleza nos defienda
y que, mediante tu incomparable protección,
crezcamos cada vez más en el servicio del Señor;
que tu virtud nos acompañe todos los días de nuestra vida.

Arcángel San Gabriel, imploramos tu cercanía

para que descubramos cada día las llamadas que Dios nos hace
y respondamos con la prontitud y la alegría de la Virgen.

Arcángel San Rafael, que dijiste:

«Bendecid a Dios todos los días y proclamad sus beneficios.
Practicad el bien y no tropezaréis en el mal.
Buena es la oración con ayuno,
y hacer limosna mejor que atesorar oro»,
te suplicamos nos acompañes en todos mis caminos
y nos alcances fuerza para seguir tus consejos.

Nuestra Madre, Reina de los Ángeles, que nos conceda un trato confiado con quienes la Providencia de Dios ha encargado nuestro cuidado.


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