Autoridad



“¿Quién te ha dado semejante autoridad?” 
(Mc 11,28).  

Jesús conoce al Padre.
En su manantial bebe cada día.
Ahí encuentra la fuerza y la seguridad para recorrer el camino del amor.
¿Cómo afrontas los miedos que te impiden ser tú mismo?
Sal a su encuentro desde tu experiencia de Dios y verás cómo desaparecen como una nube que pasa.
  
Ven, Espíritu Santo, quitador de todo miedo.
Dame la fortaleza para ser testigo del Evangelio.  

Jesús es coherencia total entre palabra y vida.
En Él no hay engaño ni doblez.
Tampoco miedo.
Su corazón es libre porque está totalmente habitado por el amor del Padre. El mismo amor que va derramando por donde pasa.

Viaja ligero.
No temas dejar por el camino todo lo pasajero.
Crece en lo esencial.
Gana en libertad.
Pero no hay libertad sin amor.
Ha de ser libertad comprometida.
Sin miedo a perder, porque todo es gracia.

“¿Con qué autoridad haces esto?”

El poder, he aquí la cuestión.
No se trata de ser coherente o de ni siquiera tener razón.
Sólo el poder, a cualquier precio, sólo mantener el estatus aunque sea la perdición.

Si andas arrastrado, levántate.
Serás una ayuda para los que estén como tú.
No dejes que la ruina se adueñe de los humildes.
Todos somos necesarios.
El mal que cultivan tus heridas, puedes cambiarlo en bien para tu prójimo. Si lo crees, será posible.

No te dejes arrastrar por la prepotencia ni eches al fuego violento tus palabras.

Con ellas, provoca la vida, construye la paz, edifica la justicia, regala tu mejor fruto: la bondad.
Que tus palabras sean el más sano alimento para tu pueblo.

La felicidad personal pasa por la felicidad de los demás.
Y si no, no es felicidad sino egoísmo.


Señor, ayúdame a ser como Tú,
llena mi corazón y mi vida de amor,
para amar en todo lo que hago y digo.

Si hablo, que hable con amor.
Si callo, que calle por amor.
Si grito, que grite con amor,
Si corrijo, que corrija con amor.
Si animo, que anime con amor.
Si escribo, que escriba con amor.
Si protesto, que proteste con amor.
Si canto, que cante con amor.
Si enseño, que enseñe con amor.
Si aprendo, que aprenda con amor.
Si trabajo, que trabaje con amor.
Si descanso, que descanse con amor.
Si rezo, que rece con amor.
Si juego, que juegue con amor.
Si estudio, que estudie con amor.
Si ayudo, que ayude con amor.
Si pido, que pida con amor.
Si recibo, que reciba con amor.
Si mando, que mande con amor.
Si obedezco, que obedezca con amor.
Si vivo, que viva con amor. 
Amén.

Comentarios

Entradas populares de este blog

"Señor, enséñame a orar"

Colaborar con el Señor

Gracias, Señor.