Todo en sus manos




"El que Dios envió habla las Palabras de Dios 
porque no da el espíritu con medida" 
(Jn 3,34).    

“Dios ha puesto su Palabra en la boca de los hombres para que sea comunicada a otros, .... el cristiano necesita de otro cristiano que le transmita la Palabra de Dios” 
(Dietrich Bonhoeffer, La Vida Juntos).


Dios se nos da a lo grande, por eso su presencia conmueve el mundo y hace brotar en todo desierto la esperanza.
 Jesús nos da el Espíritu sin medida, a manos y corazón llenos. 
En este derroche de gracia descubrimos lo que Dios quiere de nosotros.          

Orar es saber que el agua del Espíritu vivifica y alienta toda semilla que  ponemos cada día en los surcos del mundo.   

Queremos darte gracias, Señor,
por las oportunidades que nos das
para crecer en nuestra Fe, paso a paso,
sintiéndonos parte de este pueblo que confía en Ti.

Te damos gracias
porque has bendecido nuestra vida
y notamos tu presencia de Resucitado
en la gente que nos rodea
y en las muchas oportunidades que nos das
para vivir nuestra Fe
en medio de una sociedad que, con tanta facilidad, te olvida.

Haz que esta alegría que hoy sentimos
se prolongue y se propague
como lluvia que moje nuestra vida y la de todos.
Haz que seamos testimonio para oros,
ánimo y soporte para los desfallecidos
y que entre nosotros llevemos el sello de tu amor.
Que empeñemos nuestra vida
en seguir fielmente las huellas de Jesús,
quien dio su vida por cada uno de nosotros,
para que nosotros aprendamos también a entregarla.

No nos abandones, Señor, en este empeño
y danos siempre un corazón agradecido.


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