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Lo recibimos gratuitamente y lo damos gratuitamente




"Yo soy el pan de vida. 
El que viene a mí no tendrá hambre, 
y el que cree en mí no tendrá sed jamás" 
(Jn 6,35)  
 

¿Y qué signo vemos que haces tú, para que creamos en ti?”
Pedir signos, certezas, garantías, seguridades...
Tan humano como poco cristiano.
La fe, al igual que el amor y/o la amistad, es una cuestión de confianza, de gratuidad.
Es el riesgo de la fe.

¿Qué signos de credibilidad pide el hombre de hombre de hoy?
Signos de libertad.
Signos de compromiso con los oprimidos.
Signos de coherencia entre fe y vida.
Signos de pobreza y compromiso.
Signos de sencillez y no de exhibicionismo.


No hablemos mucho, pero vivamos mucho.
Que nuestras vidas sean las que hacen creíble a Jesús.

“No fue Moisés, sino que es mi Padre el que da el verdadero pan del cielo”.

«Yo soy el pan de vida. El que viene a mí no tendrá hambre, y el que cree en mí no tendrá sed jamás».


Sólo cabe responder...
¡Señor, danos siempre de ese pan!

No te canses nunca de pedir este Pan:
"Señor, danos de ese pan".
Que esta sea nuestra súplica e invocación este día y siempre.
"Señor, danos siempre de este pan". ...y conviértenos en pan para el que tiene hambre de alimento, alegría y vida.

Pan para vivir, pan buscado con pasión, pan guardado y acumulado, pan arrebatado a los más pobres.
El pan de Jesús, que expresa el amor de Dios, siempre es pan nuestro.
El pan que Jesús nos da expresa el amor de Dios creador.
No puede quedar encerrado en nuestro propio interés.
El pan está llamado a ser siempre pan nuestro, experiencia compartida, amor que se extiende.
Porque el pan es el mismo Jesús, don continuo del amor del Padre a la humanidad.
Participa en la eucaristía, la fiesta del pan partido y repartido de Jesús.
Haz de tu vida una eucaristía, partiendo y repartiendo tus dones.        

Enséñame, Señor, que el pan y el perdón son caminos de ida y vuelta.
 Los recibimos de Ti gratuitamente y los damos también gratuitamente. 


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