Los signos de Dios




“¿Por qué esta generación reclama un signo?” 
(Mc 8,12)  


Los fariseos piden a Jesús una señal espectacular, 
esperan a un Mesías con poder 
y no creen en Jesús, 
que lleva una vida sencilla 
y camina al lado de la gente. 
Jesús se conmueve interiormente 
y se entristece ante tanta incredulidad 
y dureza de corazón. 
A quien no quiere creer ninguna razón le vale. 
Por eso no habrá señal. 
Los pobres nos evangelizan con su pobreza 
y su esperanza en el Reino.  


Abre tu corazón a las señales sencillas de cada día 
porque en ellas Dios te habla.  


Buscar la voluntad de Dios en nuestra vida 
pocas veces se descubre con hechos decisivos 
o situaciones extraordinarias. 
Descubrir la voluntad de Dios supone 
saber leer su presencia en las personas 
y los hechos cotidianos.
Pedir pruebas puede ser una manera de seguir con lo nuestro 
como parece que pretendían los fariseos. 
Cuando obramos así, Jesús pasa de largo.

- Jesús, 
¿a dónde iré lejos de tu aliento? 
¿A dónde escaparé de tu mirada?


La fe es creer en su amor.

Solo pide milagros el que no cree.
Y creer en él no es creer en su poder.
Creemos cuando nos fiamos de Él.
Creemos cuando nos sentimos amados por Él.
Creemos cuando su amor nos transforma.

Señor: me basta el milagro que me haces regalándome la vida.
Señor: me basta el milagro de tu amor.
Señor: me basta el milagro de hacerme creer
 aunque no me concedas lo que te pido.
Señor: regálame el don de la fe aunque nunca me hagas milagros.
Señor: yo no quiero una religión milagrera sino una religión de amor.


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