Venid conmigo....






"Una luz les brilló".
 Una luz nos ha brillado, una luz que ilumina no sólo el día de Navidad, ilumina todos nuestros días.

"Convertíos...". 
Si Dios se ha hecho niño, pobre, pequeño, necesitado, tierno, pacífico... no podemos permanecer como siempre. 
Hay que convertirse. 
Hay que dejarse convertir por Dios. 
Hay que contemplar a Jesús recién nacido y dejar que él nos convierta. "... porque está cerca el Reino de cielos". 
No nos convertimos por miedo al castigo o a la venganza de Dios. 
Nos convertimos porque está cerca, porque nos ama, porque su ternura nos conmueve, porque su ejemplo nos arrastra... 
 "Ayúdame a sentir tu misericordia"
En medio de nuestras ocupaciones cotidianas Jesús nos dice «sígueme». 
Los primeros discípulos responden generosamente y dejan las redes. 
Él mira hoy amorosamente nuestras vidas y nos llama. 
Él espera tu respuesta. Dios da una vocación a cada persona. 
La vocación es cómo Dios quiere hacerte feliz. 
Hay que responder para ser feliz.
TODO ES LLAMADA

Para el que tiene ojos en el corazón todo se convierte en llamada.
El sol es una llamada a ser luz del mundo.
La luna es una llamada a alumbrar en la noche.

El amanecer es una llamada a comenzar un nuevo día. 
El anochecer es una llamada a descansar.

Una flor es una llamada a la belleza de Dios.
Una mano tendida es una llamada a la amistad.
Una sonrisa es una llamada a la felicidad.
Un amigo es una llamada a la fraternidad.
Un enemigo es una llamada al perdón.

Un pobre es una llamada a compartir mi pan.
Un desnudo es una llamada a compartir mis vestidos.
Un sediento es una llamada a compartir mi agua.

Una mentira es una llamada a vivir en la verdad.
Un tropiezo es una llamada a levantarse.
Un fracaso es una llamada a no desalentarse.
Una tristeza es una llamada despertar a la alegría.

Un pájaro volando es una llamada a la libertad.
Una abeja es una llamada a llevar el Evangelio a todas partes.

Una duda es una llamada a consultar al que sabe.
Una necesidad es una llamada a hacer algo por el otro.

Dios nos habla a través de todas las cosas.
Y todas las cosas nos hablan de Él.
¿Seremos capaces de escucharle?
El ciertamente nos escucha siempre.


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