Seguimos su estrella




“HEMOS VISTO SALIR SU ESTRELLA 
Y VENIMOS A ADORARLO” 
(Mt 2, 2)  
 
La Epifanía nos habla de los que ven las señales de Dios.
La Epifanía nos habla de los que se fían de las señales.
La Epifanía nos habla de los que persisten en su búsqueda.
La Epifanía nos habla de los que, cansados del camino, terminan postrados de rodillas delante de un Dios que casi invita a la desilusión.
La Epifanía nos habla de quienes primero se fían de una señal y ahora se fían de un niño recostado en un pesebre.
La Epifanía nos habla de Dios que siempre se revela y manifiesta a los que lo buscan, aunque vengan de lejos.
 

La Palabra se hace Luz para encender hogueras de amor en los corazones y alumbrar los caminos de los pueblos. 
Familias de ojos limpios descubren los signos (la estrella) y se ponen encamino. 
Llenas de agradecimiento ofrecen su ayuda samaritana.    

“Como los magos, las familias son invitadas a contemplar al Niño y a la Madre, a postrarse y a adorarlo (cf. Mt 2, 11)” (AL 30).  


Queridos Reyes Magos:
Este año quiero pediros que no me traigáis nada para mí.
Todos los años estoy pensando y pensando en lo que quiero, creándome necesidades nuevas y buscando otros caprichos, para aprovechar este día y sacaros partido.
Pero este año voy a pediros que me descentréis de mí mismo, que me ayudéis a salir de este egoísmo que me envuelve, para escuchar solamente lo que le pasa a los demás.
Este año podríais cambiar el oro, incienso y mirra, por otras cosas que urgen más.
Traed trabajo para los que no lo tienen y quitádnoslo a los que tenemos de más.
Traed sensibilidad para adivinar lo que necesita la persona que tenemos al lado.
Traed paz, para que frenemos los pequeños y grandes desencuentros.
Traed sosiego, para que no andemos todos como locos corriendo tras no sé qué.
Traed equilibrio, para que encontremos todos la mejor manera de vivir.
Traed serenidad, para que sepamos aceptar las dificultades de la vida.
Traed escucha, para que nos hagamos hueco en el corazón unos a otros.
Traed encuentros, para que nos disfrutemos mutuamente.
Traed abrazos, para que nos los regalemos en la vida diaria, que sanan mucho.
Traed romances, para que no dejemos que la rutina apague nuestro amor.
Traed austeridad, para que aprendamos a vivir en la libertad del no tener todo.
Traed paciencia, para que sepamos respetar los ritmos de la vida, sin acelerarla.
Traed resurrección, para que estemos convencidos de que no hay muerte que nos pueda.
Traed ternura, para llenar el mundo de Amor y sentirnos todos hermanos.
Traed diversión, para vivir la apasionante aventura de la vida con chispa y con humor.
Traed intimidad, para cuidar los momentos especiales con Dios y con los hermanos.
Traednos a Dios, mejor, no traigáis nada de lo anterior, traednos a ese Dios que os encontrasteis, porque con Él en nuestra vida conseguiremos todo lo anterior.


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