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Dios necesita de ti.





“Los hijos de este mundo 
son más astutos con su gente 
que los hijos de la luz” 
(Lc 16, 8).

Parece que esta parábola anima a engañar y a robar sin escrúpulos.
Sin embargo, Jesús no alaba el engaño de los hijos de este mundo, alaba su astucia.
El administrador injusto es astuto y malo. 
Jesús nos invita a ser astutos y buenos, inteligentes y generosos, creativos y honrados. 
Jesús quiere que pongamos todas nuestras capacidades al servicio de los hermanos, de los más necesitados. 

Dios nuestro: que nadie quede excluido de los bienes que has creado para todos y de los que somos administradores.

El reino de Dios necesita de ti, de tu decisión y de tu inteligencia. 
Ponlas a su servicio. 

Tú, Señor, siempre me sorprendes, y no me gusta... pero lo necesito.
Que mi entrega sea más inventiva y audaz en beneficio de mis hermanos. 

Pedimos su ayuda para ser así.

Señor, gracias por todas las capacidades que me has dado.
Ayúdame a reconocerlas y agradecerlas,
a ponerlas al servicio de los hermanos,
de tu Reino de justicia, verdad, amor y paz.
Que mi astucia no se vuelque en alcanzar mis caprichos
y busque el crecimiento de los más pequeños y pobres.
Que mi inteligencia no sirva para justificar mis errores,
y me ayude a crecer en sinceridad y humanidad.
Que mi creatividad no sea egoísta ni aprovechada
y abra nuevos caminos para la generosidad y el amor.
Que mi talento no se centre en perseguir mi bienestar
y trabaje para construir el bien común y la paz.
Señor, gracias por todas las capacidades que me has dado.
Ayúdame a reconocerlas y agradecerlas,
a ponerlas al servicio de los hermanos,
de tu Reino de justicia, verdad, amor y paz

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