"¿Quién es éste de
quien oigo semejantes cosas?"
(Lc 9,9)
Jesús recorre su país
anunciando el Reino de Dios y haciendo el bien a todos.
No tiene aparato de
propaganda.
Los que lo han visto,
escuchado y acogido su palabra, hablan de él.
Herodes está inquieto.
Quiere encasillar a Jesús
para domesticarlo, pero no sabe cómo.
Herodes se hace la
pregunta que toda persona debiera hacerse:
¿Quién es Jesús?, ¿qué
significa para mi vida?
Lástima que el gobernante
—como había ocurrido con Juan Bautista— no tenga la valentía de responder
positivamente a la interpelación de Jesús.
Sírvete
tú de la pregunta del tirano para acercarte a Jesús y contemplar su rostro de
cerca.
¿Quién
es éste en cuya mirada se percibe un amor tan profundo, que toca mis raíces?
¿Quién
es éste que produce miel en mi boca, melodía en mi oído, júbilo en mi corazón?
¿Quién es éste?
Es Jesús, mi Señor.
Necesitamos cristianos
testigos.
Necesitamos cristianos igual a todos y distintos a todos.
Necesitamos cristianos cuyas vidas despierten el deseo de “conocer y ver a Jesús”.
Necesitamos cristianos igual a todos y distintos a todos.
Necesitamos cristianos cuyas vidas despierten el deseo de “conocer y ver a Jesús”.
- Señor Jesús, que el
testimonio que los cristianos damos de ti despierte el interés de muchos por
conocerte.
Jesús no pasa
inadvertido.
No
busca la notoriedad, pero su estilo de vida llama la atención.
Quieren
escucharlo y verlo hasta sus propios enemigos.
¿Cómo es nuestra vida?
¿Cómo es nuestra vida?
¿Llamamos
la atención por ser coherentes, por estar con los más pobres, por elegir los
últimos puestos, por servir más que nadie, por asumir con esperanza la cruz y
el dolor, por creer en Dios y en las personas? ¿o llamamos la atención por
otras cosas menos evangélicas?
Señor, líbrame de todo
deseo de sobresalir,
de parecer más grande o más bueno que los demás,
de pretender la fama a cualquier precio.
Pero, si he de llamar la atención, que la llame por ser como tú; por decir la verdad con dulzura, como tú;
por acercarme a los más necesitados, como tú; por ser libre frente a los poderosos y al qué dirán, como tú; por no estar apegado al dinero y a la comodidad, como tú; por buscar más el amor que el placer, como tú; por luchar contra el mal sólo con las armas del bien, como tú; por tener paciencia con los que no acaban de aprender, como tú; por perdonar setenta veces siete, como tú; por trabajar en comunidad por la comunidad, como tú; por dar la vida con alegría hasta el final, como tú; por confiar siempre en Dios Padre hasta en los peores momentos, como tú.
Señor, ayúdame a ser cada día más parecido a ti.
de parecer más grande o más bueno que los demás,
de pretender la fama a cualquier precio.
Pero, si he de llamar la atención, que la llame por ser como tú; por decir la verdad con dulzura, como tú;
por acercarme a los más necesitados, como tú; por ser libre frente a los poderosos y al qué dirán, como tú; por no estar apegado al dinero y a la comodidad, como tú; por buscar más el amor que el placer, como tú; por luchar contra el mal sólo con las armas del bien, como tú; por tener paciencia con los que no acaban de aprender, como tú; por perdonar setenta veces siete, como tú; por trabajar en comunidad por la comunidad, como tú; por dar la vida con alegría hasta el final, como tú; por confiar siempre en Dios Padre hasta en los peores momentos, como tú.
Señor, ayúdame a ser cada día más parecido a ti.
Amén.
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