¿Quién es nuestro prójimo?


«Anda y haz tú lo mismo». 
(Lc 10,37).

 
Si preguntamos a Dios por nuestro prójimo, la respuesta es sencilla:
Todo el que esté cerca, todo el que te necesite, el próximo y el lejano.
A veces utilizamos la distancia como coartada para no amar, también la impotencia, la incapacidad, la ignorancia…
Pero para ti, Señor, no hay fronteras para el Amor, ni hay distancias entre las personas.
Si te preguntáramos en estos tiempos quién es nuestro prójimo, no contarías la parábola del buen samaritano, pero nos invitarías a regalar nuestra atención y cuidado, nuestro apoyo, compromiso y amor a todos los seres de la tierra.
Después nos propondrías que cuidáramos nuestro vecindario, que en nuestro barrio y todo nuestro entorno, se viviera mejor por estar cada uno de nosotros presente.
Nos nombrarías a los tenderos, servidores, vecinos y ciudadanos.
A todos y cada uno de ellos nos invitarías a tener en cuenta.
Luego nos hablarías de los compañeros del entorno laboral, necesitados de una palabra, un consuelo, un gesto, una broma, una caricia o el acompañamiento vital y amistoso de todos.
Nos hablarías Dios del mundo en general, de la ecología a cuidar, del planeta que destruimos, del bienestar  que genera pobreza…
Nos enviarías a facilitar la vida de enfermos, pobres, ancianos, tristes, marginados, diferentes, emigrantes y depresivos.
Nos susurrarías con cariño el nombre de cada uno de ellos, para hacernos tratarles con tu Amor, con tu dulzura y con justicia.
Nos pedirías que abramos bien los ojos a los medios de comunicación, para que nos llegue el grito del hermano, la necesidad oculta, la situación difícil, la injusticia sufrida, el dolor que hemos de acompañar, la pena a consolar, la risas que contar, los bienes que urge compartir.

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