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Dios solo está con la vida.




“No es Dios de muertos, sino de vivos” 
(Mc 12,27).  

Ante una historieta inventada por los saduceos 
a partir de la ley de perpetuar el nombre 
y dar descendencia a un difunto, 
Jesús habla profundamente de la resurrección.

Lo hace desde su fe en Dios 
como Dios de la Vida y del Amor.

Él no dejará caer en la nada a los que ha creado.

Y al mismo tiempo Jesús 
es muy discreto al hablar del cielo: 
lo que esperamos no podemos imaginarlo 
desde lo que estamos viviendo; 
pero sí podemos confiar 
que Dios nos dará 
lo que ha pensado para sus hijos e hijas.



Tal como lo presenta Jesús, 
el Padre no es Dios de muertos.

Es siempre Dios de vida


Por tanto, si realmente existe la resurrección, 
la muerte no es sino el instante 
en que el ser humano se transforma 
y empieza a vivir la plenitud de la felicidad


Las ideas corrientes que circulan sobre la muerte 
y los muertos nada tienen que ver con el Padre de Jesús. 

Dios solo está con la vida.

Nunca está donde se produce muerte.

Dios es amigo de la vida; 
cuida la vida, la levanta, la acompaña hasta la plenitud.

No deja que perezcan los que Él ama.

Cuida hoy tu vida.

Cuida la vida de los que tienes cerca.

Es una forma de alabar 
y de bendecir al Dios de la vida. 
Encamina mis pasos hacia la vida.   


Dame tu vida. 
Dame la vida.

Mi Dios, pon mi corazón junto a tu fuente.
 

- ¡Señor Jesús, 
renueva siempre nuestra confianza 
y esperanza en el Dios de la Vida!

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