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Ser testigo del Evangelio




“¿Quién te ha dado semejante autoridad?” 
(Mc 11,28).  

Los que no reconocieron la llamada de Dios a la conversión en la predicación de Juan, ¿cómo podrían ahora aceptar que Jesús es el Enviado que actúa con la autoridad del Padre?
La respuesta de Jesús no es de desprecio, sino llamada a la reflexión y a sacar las consecuencias de lo que están viendo.
El evangelio invita a examinarnos sobre nuestra honestidad o segundas intenciones en la relación con los demás y, especialmente, con Dios.

 Jesús conoce al Padre.
En su manantial bebe cada día.
Ahí encuentra la fuerza y la seguridad para recorrer el camino del amor.
¿Cómo afrontas los miedos que te impiden ser tú mismo? Sal a su encuentro desde tu experiencia de Dios y verás cómo desaparecen como una nube que pasa. 

Ven, Espíritu Santo, quitador de todo miedo.
Dame la fortaleza para ser testigo del Evangelio.  

- Ayúdanos, Señor, 
a ser honestos y rectos en todo lo que pensamos, 
decimos o hacemos. 

Que nunca dejemos de hacer el bien 
por miedo de lo que puedan decir.

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