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La fiesta del pan partido y repartido de Jesús.





"Yo soy el pan de vida. 
El que viene a mí no pasará hambre, 
y el que cree en mí nunca pasará sed" 
(Jn 6,35)   

El pan tiene un significado más allá del alimento: es símbolo de todo lo que necesitamos para una vida digna. 
Y de los bienes que Dios quiere darnos. 
Por eso Jesús afirma:  «Yo soy el pan de vida»
La vida en plenitud que sólo Dios puede ofrecer
Los que le escuchan —y nosotros con ellos— hacen una petición que recuerda la del Padrenuestro:  
«Señor, danos siempre de este pan». 
Felices nosotros si tenemos hambre y sed de este pan, porque Dios nos saciará.
- Ayúdanos, Señor, 
a desear todo lo que da a la vida 
la verdadera plenitud y alegría.

Pan para vivir, 
pan buscado con pasión, 
pan guardado y acumulado, 
pan arrebatado a los más pobres. 
El pan de Jesús, que expresa el amor de Dios, 
siempre es pan nuestro. 
Participa en la eucaristía, 
la fiesta del pan partido y repartido de Jesús. 
Haz de tu vida una eucaristía, 
partiendo y repartiendo tus dones.  

Enséñame, Señor, que el pan 
y el perdón son caminos de ida y vuelta. 
Los recibimos de Ti gratuitamente 
y los damos también gratuitamente.  

“La interdependencia 
nos obliga a pensar en un solo mundo, 
en un proyecto común” 
(LS 164).   
 
¡Comer el pan de vida! 
¡Sentir cómo nos envuelve la inagotable ternura de Cristo! Para experimentar la capacidad de amar de Cristo, para que el pan sea pan de todos, para pensar el mundo como una familia de hermanos, para cuidar de las criaturas más pequeñas. 
Esto no es un sueño, es posible no con nuestras fuerzas, sino con la fuerza del amor desmedido de Dios. 
Todo ser humano quiere y desea ser amado. 
La vida compartida elimina las fronteras.

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