La luz de la fe.






“Mis ojos han visto a tu Salvador” (Lc 2, 30).  

A los 40 días de su nacimiento, 
Jesús fue presentado en el templo para cumplir la ley; 
va entre los pobres para llenar de gozo sus vidas. 
Impulsados y habitados por el Espíritu Santo, 
llegaron también al templo dos ancianos 
llenos esperanza en el corazón: Simeón y Ana, 
que ven en el Niño el cumplimiento de la Ley 
y las promesas de Dios.
Y son capaces de hacer fiesta.
Conocieron al Salvador y cantaron llenos de alegría 
la llegada de la Luz a la vida de la humanidad. 

Me invitas, Señor, en esta fiesta de la luz, 
a ponerme en camino de verdad, 
a dejarme iluminar por tu Palabra 
y ser testigo de la nueva vida que me regalas.  

- Haznos, Señor, 
personas agradecidas y gozosas, como Simeón y Ana, 
por la luz de la fe que hemos recibido.

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