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Dar testimonio de la verdad






“Y se extrañó de su falta de fe” (Mc 6,6).  
 

Jesús recorre los pueblos enseñando, curando.

Confía en cada uno de nosotros, cree en nosotros.

Jesús espera que nos fiemos de él.

Sólo en un clima de confianza puede ayudarnos, 
puede brotar la amistad.

Cuando no buscamos controlar todo, 
podemos abrirnos confiadamente a su amor 
y acogernos tal cual somos.   


Aprende a confiar en Dios, en ti mismo, en los demás.  
 

Fue en su propio pueblo 
donde Jesús encontró mayor incomprensión.

Donde más le conocían.

Posiblemente, también nosotros 
llevamos ya mucho conociendo a Jesús, 
(bautizados desde pequeños y con muchas misas oídas):

¿No habremos también nosotros 
perdido la confianza en el Señor?

"Si conocieras el don de Dios",  
le dirá un día a la Samaritana.


Dios mío, permíteme descubrir 
la novedad de tu persona, de tu Palabra. 

!Cómo podría cambiar mi vida 
si descubriera su verdadero rostro!


Y no puedo hacer allí milagros.

Lógico.

Dios necesita nuestro consentimiento 
para sacar adelante su relación de amistad con nosotros.


Es la bendita y terrible libertad humana. 

!Podemos negarnos a Dios!

!Ayúdanos a encontrarte, Señor! 


El Señor se extraña de nuestra falta de fe 
y nos invita a 
“entrar en las profundidades de su divina misericordia, 
a vivir y caminar siempre en el perdón de Dios 
y en la inquebrantable confianza en su amor”. 


En la oración de cada día renuevo mi confianza en ti, 
Dios mío, me fío totalmente de tu amor.
 

“Jesús no ha venido 
para buscar la aprobación de los hombres, 
sino –como dirá al final a Pilato– 
para "dar testimonio de la verdad" (Jn 18, 37).

El verdadero profeta 
no obedece a nadie más que a Dios 
y se pone al servicio de la verdad, 
dispuesto a pagarlo en persona.

Es verdad que Jesús es el profeta del amor, 
pero el amor tiene su verdad.

Es más, amor y verdad son dos nombres 
de la misma realidad, dos nombres de Dios”
(Benedicto XVI)


- Concédenos, Señor, la capacidad de vivir las dificultades y fracasos sin caer en el desánimo.

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