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Esa semilla


Dijo una semilla:
 "Imítame. Húndete bajo tierra, no esperes aplausos. 
Trabaja en el silencio y, como yo lo hago, cubre los campos con plantas, flores y frutos." Dijo el sol: 
"Sonríe, déjate ver, ilumina, da calor, sólo así, como yo lo hago, cubrirás tu vida y los campos con plantas, flores y frutos.
 Imítame." Dijo la nube:
 "Deja caer la lluvia, fecunda los campos y haz que la Tierra se cubra de plantas, flores y frutos. 
Imítame." Dijo un gorrioncillo que lo anterior oía: 
"Húndete como la semilla, sonríe como el sol, suda como la nube... 
De esas tres entregas unidas, surgen las plantas, las flores y los frutos que embellecen el ambiente y dan pan a los seres vivientes. 
 “Nosotros” es la palabra clave, el “yo” es odioso."
Y agregó el gorrioncillo:

 "Sé como Dios. 
El está en todas partes -en la semilla que se hunde, en el sol que sonríe, en la nube que llora; sin embargo, es invisible."
Al oír al gorrioncillo; la semilla, el sol y la nube se unieron y empezaron a cantar:

 "Señor, soberano nuestro, tu nombre domina toda la Tierra." (Salmo 8:1)
Y dieron gracias a Dios por haberles dado hijos tan bellos como son las plantas, las flores y los frutos.
El sol, padre orgulloso, al ver la madurez de los trigales dijo: 

"Estas espigas son la imagen viva de su progenitor." 
Y volvió a sonreír.
Anónimo

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