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Fieles difuntos


Ayúdame, Señor, a considerar cada día, como la última oportunidad por agradarte
Ayúdame, Señor, a mirar al cielo, como mi casa definitiva
Ayúdame, Señor, a mirar a la tierra, como el paso necesario para alcanzar tu gloria
Ayúdame, Señor, a esperar cuando las nubes me impidan ver el sol
Ayúdame, Señor, a recordar a los que tantas veces me recordaron
Ayúdame, Señor, a vivir como si fuera un errante
Ayúdame, Señor, a creer que Tú tienes Palabra de Vida Eterna
Ayúdame, Señor, a caer en el surco de la tierra como si fuera semilla de primera
Ayúdame, Señor, a pensar en el bien que me hicieron, los que un día marcharon
Ayúdame, Señor, a rezar por los que un día, por mí, también rezaron
Ayúdame, Señor, a no olvidar los rostros y virtudes de los que más me quisieron
Ayúdame, Señor, a mirar al cielo con ojos de niño
Ayúdame, Señor, amar el cielo con un corazón cálido y siempre abierto
Ayúdame, Señor, a caminar hacia el cielo, guiado y cogido de tu mano
Amén.
                                                                                      (Javier Leoz)

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