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El Abad Longinos

Cuando el desierto egipcio era la morada de aquellos santos varones conocidos como los «Padres del Desierto», una mujer que padecía un cáncer acudió a buscar a uno de ellos, un tal Abad Longinos, que tenía fama de santo y de taumaturgo. Y estando la mujer paseando junto al mar, se encontró con Longinos en persona, que estaba recogiendo leña. Y ella, que no le conocía, le dijo: «Santo padre, ¿podría usted decirme dónde vive el siervo de Dios Longinos?»
Y Longinos le replicó: «¿Para qué buscas a ese viejo farsante? No vayas a verlo, porque lo único que te hará será daño. ¿Qué es lo que te ocurre?»
Ella le contó lo que le sucedía y, acto seguido, él le dio su bendición y la despidió diciendo: «Ahora vete, y ten la seguridad de que Dios te devolverá la salud. Longinos no te habría sido de ninguna utilidad».
La mujer se marchó, confiando en que había quedado curada como así sucedió, antes de que transcurriera un mes , y murió muchos años más tarde, completamente ignorante de que había sido Longinos quien la había curado.
Entonces, un compañero de Loginos le pregunto a otro: «¿Por qué oculta sus milagros Longinos? Personalmente, yo he recogido datos que demuestran, sin lugar a dudas, que él ha curado enfermos con el poder de su oración, aunque él les diga que ha sido obra de la naturaleza; y que ha socorrido a muchas personas en apuros, aunque luego lo atribuya a la buena suerte. ¿Por qué lo hace?»
«Sé perfectamente de lo que me hablas», respondió el otro, «porque yo mismo lo he observado. Y creo que puedo responder a tu pregunta. En primer lugar, a Longinos no le gusta ser objeto de atención. Y, en segundo lugar, está convencido de que, una vez que la gente manifiesta interés por lo milagroso, ya no desea aprender nada de verdadero valor espiritual».
Si nos quedamos embobados viendo al Señor Transfigurado, ¿no nos olvidaremos de seguirlo por el camino del trabajo diario?

Comentarios

  1. Es una gran verdad esta...y digna de reflexión. abrazos

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  2. Desde luego que es digna de reflexionar. Es una entrada buena para le meditación.

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  3. Muy bueno.
    De forma parecida pero no igual, para pensar cuantas veces Dios "nos echa una mano" pro medio de otras personas y olvido agradecerle a El, esa providencia de encontrarme a quien necesito en el momento oportuno.
    Gracias¡¡¡

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