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La Palabra de Dios ilumina nuestra realidad

Contemplando la situación social que tenemos a nuestro alrededor se impone con más fuerzas uno de los valores que emanan del Evangelio de Jesús: el compartir. Hacerse solidario con el que nos necesite, hacernos próximo del otro que pide nuestra ayuda. Este gesto solidario de compartir no es abstracto; tenemos que ponerles nombres y apellidos. Ayudar a las instituciones que les ayudan, pero ayudar también personalmente a quienes conozcamos. Eso es ser cristiano. y eso es lo que se está imponiendo en el momento actual. No podemos esperar que todo lo arregle la macroeconomía, el G20 o como se llame esa reunión con el nuevo “mesías” en EEUU.

Ahora te invito a que leas la segunda lectura de la misa del próximo domingo de la carta del apóstol Santiago 5,1-6:

“Ahora, vosotros, los ricos, llorad y lamentaos por las desgracias que os han tocado.
Vuestra riqueza está corrompida y vuestros vestidos están apolillados. Vuestro oro y vuestra plata están herrumbrados, y esa herrumbre será un testimonio contra vosotros y devorará vuestra carne como el fuego.
¡Habéis amontonado riqueza, precisamente ahora, en el tiempo final!
El jornal defraudado a los obreros que han cosechado vuestros campos está clamando contra vosotros; y los gritos de los segadores han llegado hasta el oído del Señor de los ejércitos.
Habéis vivido en este mundo con lujo y entregados al placer. Os habéis cebado para el día de la matanza”.
Totalmente actual ¿verdad? La Palabra de Dios nos interpela con un mensaje exigente para todos. Atesoremos para Dios, compartiendo lo que tenemos con nuestros hermanos, e evitemos la ambición si queremos alcanzar el Reino.
De la foto de las niñas de Zapatero mejor no hablar. La hipocresía es mucha, mañana el consejo de ministro no solamente nos subirán los impuestos, también aprobaran la ley del aborto donde las niñas de 16 años pueden abortar sin permiso de sus padres si quieren hacerlo.
Nota aclaratoria para los no progres: Obama es el nuevo “mesías” de nuestro presidente. Amén.

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