Nuestra sociedad esta enferma

En el periódico el mundo aparece hoy la siguiente noticia: Matan a Uria... pero la partida continúa. Horas después del asesinato de Ignacio Uria sus compañeros de tute se reunieron como todos los días en la misma mesa con la única diferencia de que fue otro quien ocupó el lugar del asesinado. La vida sigue igual, solamente han matado a un vecino. ¿Hasta cuándo? ¿Qué poco valor le damos a la vida? ¿Es indiferencia o resignación de que nada se puede hacer?
El terrorismo “persigue la extensión del terror para producir una situación de debilidad del orden político legítimo, que le permita imponer sus criterios por la fuerza, a costa del atropello de los derechos humanos más elementales, como son el derecho a la vida y a la libertad. Este fin no puede ser compartido jamás” (Instrucción Pastoral “Valoración moral del terrorismo en España, de sus causas y de sus consecuencias”).
Volmámonos hacía Dios y "mantengamos la esperanza", como nos dice Pablo en la carta a los romanos (15,4b). Para Él nada es imposible; con su ayuda construyamos entre todos un mundo nuevo de justicia y paz.
Seamos portadores de vida y esperanza para los que viven con nosotros. Es la mejor manera de decir no a la barbarie terrorista.

Comentarios

Entradas populares de este blog

"Señor, enséñame a orar"

Colaborar con el Señor

Gracias, Señor.