“Si no os convertís,
todos pereceréis”
(Lc 13,5)
(Lc 13,5)
Jesús aprovecha dos
acontecimientos trágicos recientes para hacer una llamada general a la
conversión.
Ante Dios todos
necesitamos convertirnos a sus caminos.
Jesús espera pacientemente
tu respuesta a construir una humanidad nueva, donde el fruto de la fraternidad
universal abunde en nuestros pueblos.
Hoy podríamos plantear a
Jesús el dolor de los refugiados, de las víctimas de tantas guerras, y tantos
otros problemas.
Su respuesta es
importante: ¿cómo orientamos nuestra vida ante el mal y el sufrimiento?
Él la orientó decidiéndose
siempre y únicamente a hacer el bien y vivir en la verdad.
Conjugando esta exigencia
con el respeto a cada persona.
Y diciéndonos que no
dejemos pasar la vida sin producir fruto.
Agradezcamos a Dios que
sabe soportarnos.
Agradezcamos a Dios que sabe esperarnos.
Agradezcamos a Dios que sigue abonando nuestras vidas para que den fruto.
Agradezcamos a Dios que sabe esperarnos.
Agradezcamos a Dios que sigue abonando nuestras vidas para que den fruto.
- Señor Jesús: que,
como tú, no nos dediquemos a dar a los demás la culpa del mal del mundo.
Que luchemos contra él
con la fuerza del amor de Dios.
Que el Agua de tu Espíritu Santo riegue mi huerto
interior y lo fecunde, para que mis hermanos puedan venir a coger los frutos
que necesitan.
Hoy celebramos a San
Juan Pablo II, el Papa del pueblo
Karol Jósef Wojtyla nació
en Wadowice, Polonia, el 18 de mayo de 1920. Tuvo una larga y difícil historia,
pues le tocó vivir en pleno régimen comunista.
Esta experiencia lo marcó
de por vida y por eso luchó hasta que logró que el comunismo se desplomase,
pero sus huellas siguieron marcando su espíritu.
Hizo su carrera sacerdotal
prácticamente a escondidas.
Esta su lucha contra el
marxismo le mereció el famoso atentado en la Plaza de San Pedro aquel 13 de
mayo.
El 16 de octubre de 1978 sucedía a Juan Pablo I, después de un papado de treinta y tantos días.
El 16 de octubre de 1978 sucedía a Juan Pablo I, después de un papado de treinta y tantos días.
Un hombre gran
fisionomista.
Era muy asequible y además
le gustaba el humor.
Escribió cantidad de Documentos que marcaron su ideología y su preocupación como papa.
Escribió cantidad de Documentos que marcaron su ideología y su preocupación como papa.
De todos es conocido por
ser el “Papa viajero” porque recorrió el mundo en visitas pastorales.
Era incansable en estas
visitas.
Su norma era: “Anunciar el
Evangelio hasta cansarse.”
La fatiga parecía ser como
el condimento de su palabra.
Sobre todo, le encantaba
el encuentro con los jóvenes.
Se sentía como en su
salsa, sobre todo por sus diálogos con ellos.
Los jóvenes le
rejuvenecían.
Tuvo la valentía de visitar al que le disparó en la Plaza de San Pedro, preso en una cárcel romana, Alí Agka, a quien le ofreció un generoso perdón. Después de este atentado sus fuerzas disminuyeron mucho, pero no dejaba de seguir entregado a su labor pastoral al frente de la Iglesia.
Tuvo la valentía de visitar al que le disparó en la Plaza de San Pedro, preso en una cárcel romana, Alí Agka, a quien le ofreció un generoso perdón. Después de este atentado sus fuerzas disminuyeron mucho, pero no dejaba de seguir entregado a su labor pastoral al frente de la Iglesia.
Es conocida la respuesta
al periodista que le preguntó:
“¿Cómo rezaba el Papa?”
“Pues como Papa,
responsable de todas las Iglesias.”
Mantuvo una íntima
relación con la Madre Teresa de Calcuta a la que admiraba por su labor con los
más necesitados, abandonados y marginados.
Siempre de buen humor, le gustaba el chiste.
Siempre de buen humor, le gustaba el chiste.
Con frecuencia respondía
con chistes a las preguntas que se le hacía.
La última etapa de su vida
fue muy dolorosa por sus enfermedades, hasta el punto que muchos pensaron que
renunciaría.
Dicen quienes estuvieron
cerca de él, que lo pensó, pero a la vez sentía que sería una infidelidad a su
misión.
Tenía que morir trabajando
por la Iglesia.
Murió el 2 de abril del
2005 a las 21:37 horas de aquel sábado, víspera de la Octava de Pascua y
domingo de la Divina Misericordia, que él mismo había declarado.
El Papa Benedicto XVI dispensó el tiempo de los cinco años para iniciar la causa de beatificación.
El Papa Benedicto XVI dispensó el tiempo de los cinco años para iniciar la causa de beatificación.
La gente no solo lo veía
como el Papa viajero sino como el Papa Santo, por eso las muchedumbres lo
seguían por todas partes.
Su proceso de canonización
de rápido y hoy muy pronto lo hemos podido ver en los altares como San Juan
Pablo II.
Un Papa marcado por el
comunismo y un Papa que ha dejado huellas profundas en la Iglesia y cuyos
documentos siguen aún hoy teniendo plena actualidad.
"Oh san
Juan Pablo II.
Desde la
ventana del cielo danos tu bendición. Bendice la Iglesia que tú has amado,
servido y guiado, empujándola con valentía por los caminos del mundo para
llevar a Jesús a todos, y a todos a Jesús.
Bendice a los
jóvenes que han sido tu gran pasión. Enséñales a soñar, enséñales a mirar a lo
alto para encontrar la luz, que ilumina los caminos de la vida.
"Bendice
las familias, ¡bendice cada familia!
Tú que has
advertido del asalto de Satanás contra esta preciosa e indispensable chispa del
cielo que Dios ha encendido en la tierra.
San Juan
Pablo, con tu oración protege la familia y cada vida que florece en la familia.
"Ruega
por el mundo entero, todavía marcado por tensiones, guerras e injusticias.
Tú, que has
combatido la guerra, invocando el diálogo y sembrando el amor: ruega por
nosotros, para que seamos incansables sembradores de paz.
"Oh San Juan
Pablo, desde la ventana del cielo, donde te vemos próximo a María, haz
descender sobre todos nosotros la bendición de Dios.
Amén".
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