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La oración: Aliento de Vida.







 Dios hará justicia a sus elegidos que le gritan.

La oración del humilde es una debilidad para Dios



Que rece, Señor, porque al rezar empiezo a pensar en ti
y me olvido un poco de lo que debo ser para acercarme al que quiero ser.
Que ore, Padre,
porque al orar comienzo a sentir que te llevo dentro,
que algo se mueve en mí…
Que hable contigo, Padre,
porque al hablar descubro que en realidad te estoy escuchando,
y el corazón se me ablanda para ser más yo
y algo menos ese otro que mira sin ver, u oye sin escuchar…
Que encuentre el silencio, o que me deje alcanzar por él…
Que deje atrás los ruidos, y todo aquello que no seas Tú…y mis necesidades…
Y entonces, que ore, con el corazón de un niño confiado,
con la pasión de un verdadero necesitado,
con la confianza de un hijo que se siente querido, escuchado, y esperado;
con la fe de dirigirme a un Padre Bueno…
Y que diga Padre, y que me sienta hijo,
que pida, que busque y que espere…
porque Tú comprometes tu respuesta,
porque Tú estás al otro lado de mis palabras,
y añoras que yo esté al otro lado de las tuyas…
Que no me dé miedo gritar, insistir, pedir…
y que persevere en la oración como el caminante que va a su destino…
Y si al final me cuestiono si yo estaré siendo justo contigo,
con lo que quieres y esperas de mí…
es que habré orado de verdad… sin reservas…
es que habré estado contigo…
 

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