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En las manos de Dios



  

“A vosotros os digo, amigos míos: no tengáis miedo” 
(Lc 12,4)

El seguidor de Jesús, además de hablar con sinceridad, proclama públicamente la verdad del evangelio con valentía.
Ante las dificultades de la vida, no temas.
Pon tu confianza en la Palabra de Jesús.
Dios cuida con amor a todos, incluso de los pájaros más pequeños.
Los discípulos, en todo caso, sólo deben temer no ser fieles al proyecto de Dios.

No lo dudes, Dios se fija en todos los hombres.

“Dios mira desde el cielo, se fija en todos los hombres” (Sal 32);  
“hasta los cabellos de vuestra cabeza están contados”…; 

- Señor Jesús, haznos entender que nuestro único fracaso es separarnos del proyecto del Padre.

Llévame en la palma de tus Manos, arrópame con el calor de tu ternura, alumbra las sombras de mi corazón, y haz que mi vida sea transparente.

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Gracias, Señor.

El titulo de esta entrada me la ha do el Papa Francisco esta mañana en su tuit  @ Pontifex_es Termina un año y estamos a punto de comenzar uno nuevo. Se cierra un libro y empieza un nuevo libro con las paginas en blanco. Hoy es un buen momento para hacer balance del año, pedir perdón, dar gracias y pedir ayuda.  En el año que termina ha habido de todo, pero la certeza del amor de Dios ha estado conmigo todos los días. Su ternura la he sentido muchas veces, y muchas veces su mano me ha levantado. Gracias, Señor porque no termino el año sólo y el nuevo lo puedo empezar contigo. Por eso yo no le pido nada al 2015, yo se lo pido a Dios. En tus manos Señor pongo mi vida en este nuevo año 2015

SAN JOSÉ

Salve, José, amante y tierno padre. Salve, guardián de nuestro Redentor. Esposo fiel de tu bendita Madre y salvador del mismo Salvador. Al buen Jesús pudiste ver sin velo y sobre ti sus miembros reclinó. Al Hacedor de tierra, mar y cielo con cuánto amor le besas y te besó. ¡Oh, qué feliz el nombre de Hijo que dabas! Ninguno fue por Dios tan encumbrado como tú, José. ¡Oh, fiel guardián de nuestro Redentor! Dichoso aquél, José, que tú proteges y el que con fe te invoca en la aflicción, jamás, jamás lo dejas sin amparo y protección. ¡Oh, San José, amante y tierno padre, santo sin par y espejo de virtud! Haznos amar a la divina Virgen y a nuestro Dios y Salvador. “Protege, oh bienaventurado José, protégenos en nuestras tribulaciones. Defiéndenos de las asechanzas del demonio, protégenos con tu patrocinio, y ayúdanos y sostennos con tu auxilio para que podamos santamente vivir, piadosamente morir y alcanzar en los cielos la eterna bienaventuranza”. (León XIII)