“Te doy
gracias, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has escondido estas
cosas a los sabios y a los entendidos, y las has revelado a la gente sencilla”
(Lc 10, 21).
Jesús lleno
del gozo del Espíritu Santo ora al Padre dándole gracias porque manifiesta el
reino a los pobres y humildes, a la gente sencilla.
¡Felices
nosotros si, como Jesús, tenemos el espíritu de hijos e hijas que nos hace
vivir según el proyecto salvador del Padre!
Pide al Espíritu que te meta en esta oración de Jesús.
Pide al Espíritu que te meta en esta oración de Jesús.
Siéntete
necesitado de su perdón y de su amor.
Señor: Dame
la alegría de poder actuar en tu nombre.
Señor: Dame la alegría de ver que otros quedan liberados de sus malos espíritu.
Señor: Dame la alegría de que puedo serte útil en el Reino.
Señor: Dame la alegría de que mi nombre está escrito en tu corazón y en el del Padre.
Señor: Dame la alegría de ver que otros quedan liberados de sus malos espíritu.
Señor: Dame la alegría de que puedo serte útil en el Reino.
Señor: Dame la alegría de que mi nombre está escrito en tu corazón y en el del Padre.
La Iglesia
celebra la memoria de Santa Teresa del
Niño Jesús, patrona de las misiones.
Ella también
hizo su itinerario de fe, llamada por ella de “pequeño caminito”.
El pequeño
caminito es el amor, las pequeñas obras del cotidiano, los gestos sencillos de
acogida, de una sonrisa amable…
Descubrió el camino de la infancia espiritual y
del abandono confiado en las manos del Padre:
«Para mí, Él ha dado su
misericordia infinita, y es a través de ésta que contemplo y adoro todas las
otras perfecciones divinas.... Pues sabe, como un padre, que como más débiles
somos, más necesitamos su amor».
Pidamos su intercesión por nosotros, para
que descubramos también nuestro propio itinerario espiritual si aun no lo
tenemos, que interceda por todos los misioneros que llevan la Buena Noticia del
Reino, como los discípulos del Evangelio, y sientan la alegría de saber que sus
nombres están escritos en el corazón de Dios.
Dame,
Señor, un corazón de niño, capaz de abandonarme en las Manos del Padre, como
Tú.
Que busque más servir, que ser servido.
Vivir de
amor es permanecer en calma en medio de la mar aborrascada mientras Jesús
duerme.
No temas, ¡oh Señor!, que te despierte, espero en paz la orilla de los
cielos...
Pronto la fe desgarrará su velo y habrá sido mi espera solo un día.
La caridad me empuja, ella hinche mi vela, ¡vivo de amor! (Santa Teresita).
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