“Sé de quién me he fiado”.
“Yo no vengo por
mi cuenta,
sino enviado por el que es veraz”
(Jn 7,28)
Uno de los temas estrella de los evangelios, y especialmente
del de Juan, es la identidad de Jesús: ¿quién es?, ¿de dónde viene?, ¿qué
misión tiene?
Son preguntas que no podemos eludir.
Porque, de la respuesta que les demos, dependerá nuestra
relación con Él y el sentido y orientación que demos a nuestra vida.
Los que
tratan de matarlo conocen su origen humano y —por este motivo— no admiten que
pueda ser el Enviado de Dios.
- Señor Jesús: ante ti las personas tenían que tomar una decisión.
Hoy muchos se quedan
indiferentes.
Despierta en todos la capacidad de cuestionarse y de
comprometerse.
Jesús se sabe enviado.
Eso le da fortaleza para no sucumbir en las
horas difíciles. Se fía del Padre.
Sabe que su palabra no engaña.
La experiencia que tú hagas de Dios es
fundamental para mantenerte fiel en las horas oscuras de la vida.
Saber que el Padre está contigo te ayuda a no
abandonar la fe.
Jesús, tú nunca nos abandonas.
Nos alientas para que no desfallezcamos ante
los fracasos. Nos alegra repetir cada
día: “Sé de quién me he fiado”.
Siempre que tengo dificultades, tú, Señor, sales a mi
encuentro.
Estás a mi lado para ayudarme, contigo a mi derecha nada temo,
porque tú vas siempre conmigo y me das pistas para vivir mejor.
“La
misericordia se convierte en el criterio para saber quiénes son realmente sus
verdaderos hijos” (MV 9).
Cuando amamos a Dios nos alegramos de que sea
glorificado.
Cuando amamos a alguien, sus éxitos son los nuestros.
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