Mirar con los ojos de Jesús
«Yo
soy la luz del mundo» (Jn 8,12).
Jesús enseña en el templo.
Había subido a Jerusalén para la
fiesta de las tiendas
cuando la ciudad se iluminaba
con antorchas.
Así se entiende la revelación de la propia identidad
(«Yo soy
la luz del mundo»),
directamente relacionada con la vida de los discípulos
(del
que me sigue no camina en tinieblas»).
Jesús no ilumina apenas a un pequeño
grupo,
sino al mundo entero con una luz que no se apaga.
Quien lo acepta como
Hijo y enviado del Padre
comienza a ser iluminado por él.
- Que sepamos mirar con los ojos de Jesús,
- Que sepamos mirar con los ojos de Jesús,
para que sea Él la luz de nuestro
camino.
"Los ojos de los que creen en Cristo
vislumbran incluso en
la noche más oscura una luz,
y ven ya la claridad de un nuevo día" (Benedicto XVI).
“Señor Tú eres nuestra LUZ.
Señor Tú eres la Verdad,
Señor Tú eres nuestra Paz.
Queriendo acompañarnos,
te hiciste peregrino,
compartes nuestra vida,
nos muestras el camino.
Nos pides que tengamos,
humilde confianza,
tu amor sabrá llenarnos
de LUZ y de esperanza.
No basta con rezarte,
diciendo que te amamos,
debemos imitarte,
amarte en los hermanos.
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