Jesús ha dejado ver la belleza del Padre
“Os he hecho ver muchas obras buenas
por encargo de mi
Padre”
(Jn 10,32)
Se acerca el Viernes Santo y las amenazas de muerte se
ciernen sobre Jesús, a pesar de retirarse prudentemente de Jerusalén.
No son
apenas amenazas como las que sufrieron los profetas, sino que tienen un
significado especial por haberse declarado Hijo de Dios. Jesús (y las primeras
comunidades cuando se escribía el evangelio) hace cuanto está a su alcance para
mostrar que es el enviado del Padre.
Este clima tenso, sin embargo, no impide
que muchos crean en él.
- Señor Jesús: que, como tú, procuremos siempre pensar y actuar según el
Padre.
Jesús ha abierto
nuevos caminos, ha dejado ver la belleza del Padre.
Toda su vida ha sido una
salida para anunciar el Evangelio del Reino.
Ha sembrado la alegría.
Cultiva la
oración interior que otorgue sentido cristiano a tu compromiso, a tu actividad.
Sin momentos de diálogo sincero con el Señor, las tareas fácilmente se vacían
de sentido.
Estamos ante ti, Padre, con el oído abierto, confiados
en tu presencia.
Danos fuerza para no caer en la tentación de una espiritualidad
oculta e individualista.
“La misericordia… es la palabra clave para
indicar el actuar de Dios hacia nosotros” (MV 9).
La humildad es la extraordinaria capacidad que se nos
ha regalado para acercarnos a las obras de Jesús.
Cuando lo hacemos, quedamos asombrados.
Señor: que no
cierre mi corazón a los demás.
Que no cierre mi corazón a la verdad que me viene de los demás.
Que no cierre mi corazón a luz que me viene detrás de las montañas.
Que abra mi corazón a lo que tú haces cada día.
Que abra mi corazón a mis hermanos, aunque piensen distinto a mí.
Que abra mi corazón a lo bueno que hay en los otros.
Y que abra mi mente a la verdad venga de donde venga y por los caminos que venga.
Que no cierre mi corazón a la verdad que me viene de los demás.
Que no cierre mi corazón a luz que me viene detrás de las montañas.
Que abra mi corazón a lo que tú haces cada día.
Que abra mi corazón a mis hermanos, aunque piensen distinto a mí.
Que abra mi corazón a lo bueno que hay en los otros.
Y que abra mi mente a la verdad venga de donde venga y por los caminos que venga.
Siempre que recurro a ti, Señor, me llenas de tu
fuerza y sabiduría.
Estando contigo, nada temo, quiero que lo sepan todas
las gentes, para que se abandonen en tu amor.
Comentarios
Publicar un comentario