Escucha a Dios pronunciando tu nombre
“He visto al Señor”
(Jn 20,18)
«¡María!», «¡Rabboní!».
María reconoce a Jesús
porque primero él la ha reconocido corno persona amada por el Padre y llamada a
dar a conocer a sus hermanos la alegría del Evangelio.
Una mujer, levantada en
su dignidad por el amor de Jesús, responde a ese amor buscando a su Amado.
Una
mujer se convierte en mediadora de encuentro con Jesús para otros.
Una mujer
habla abriendo caminos nuevos de libertad.
En cada amanecer levanto mi
alma a Ti, mi Señor.
Todo lo espero de tu Misericordia.
Los que cada día escuchamos y acogemos la Palabra debemos
dejarnos transformar por Aquel que sale a nuestro encuentro y se interesa por
nuestro sufrimiento e inquietudes («¿por qué lloras?, ¿a quién buscas?»).
Escucha a Dios pronunciando tu nombre
y lleva tu
alegría a los demás.
- Abre, Señor Jesús,
el corazón de todos tus hermanos y hermanas
para que
tengamos la sana inquietud de buscar la paz,
la justicia, la fraternidad , ¿de
buscarte a ti!
“La forma
correcta de interpretar el concepto del ser humano como señor del universo
consiste en entenderlo como administrador responsable” (LS 116).
Cuando nos
creemos propietarios, dominadores, autorizados en nombre del progreso para
expoliar a nuestra hermana tierra, estamos ciegos.
Hay otra forma más humilde
de colocarnos ante todo y ante todos: el asombro, la responsabilidad, el
cuidado.
Esto nos abre los ojos para ver al Señor y para contemplar la creación
de otra manera.
Hoy podemos ejercitarnos en esa mirada pascual.
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