Descubrir lo extraordinario en las cosas ordinarias.
“Cuando José se despertó hizo
lo que le había mandado
el ángel del Señor”
(Mt 1,24)
Cuando José se abandonó confiadamente en Dios, encontró el
camino.
Sus noches se convirtieron en noches de salvación.
No pierdas la luz
del corazón que te ha iluminado durante la noche.
Sal a la luz del día con la
alegría que brota del encuentro con Dios.
Él siempre te aporta soplos de vida.
Tu Palabra, Señor, nos pone en
camino de fe confiada, tu Luz alumbra nuestra noche, tu Gracia nos sostiene y
cobija.
“Recuperar el valor del silencio para meditar la Palabra que
senos dirige.
De este modo es posible contemplar la misericordia de Dios y
asumirla como propio estilo de vida” (MV 13).
Necesitamos un despertador -¿por qué no San
José?- que nos ayude a descubrir lo extraordinario en las cosas ordinarias.
José: enséñanos a ser nobles de corazón.
José: enséñanos a ser grandes de corazón.
José: enséñanos a ser grandes en la fe.
José: enséñanos a ser grandes de corazón.
José: enséñanos a ser grandes en la fe.
ORACIÓN A SAN JOSÉ DE
LA MISERICORDIA
Tú que fuiste, hombre de silencio,
ayúdanos si no somos misericordiosos
a guardar toda palabra que pueda ser ofensiva
Tú que fuiste hombre de grandes sueños
haz que no desterremos a Dios de nuestras vidas
Tú que hiciste de la obediencia tu grandeza
empújanos a ser grandes en el servicio
Tú que acogiste en tus manos a Jesús
haz que siempre tenga lugar en nuestra mesa
Tú que amaste con locura a María
haz que, la Madre de la Misericordia, nos asista
Tú que marchaste lejos para proteger a Jesús
que la caridad sea nuestro carnet de identidad
Tú que fuiste hombre de fe
enséñanos a que la demostremos con nuestras obras
Tú que, en la sencillez, fuiste feliz
oriéntanos para compartir nuestra riqueza
Tú que fuiste fiel hasta el final
que confiemos en un Dios que es misericordia infinita
Tú que te fiaste de la voz del ángel
que sepamos escuchar el clamor de los más pobres
Tú que hiciste del amor tu entrega a Jesús y María
enciende, en nuestras entregas, una ofrenda sin límites
Amén.
(Javier Leoz)
Me ha maravillado tu blog
ResponderEliminarVolver a creer En eso ando
es mi nuevo sendero