La situación de los ancianos en la sociedad actual.
“Queridos hermanos y hermanas. La catequesis de hoy está
dedicada a la situación de los ancianos en la sociedad actual.
Gracias a los avances de la medicina, la vida del hombre se
ha prolongado, pero nuestras sociedades, a menudo basadas en el criterio de la
eficacia, no se ha ensanchado el corazón a esta realidad”.
La cultura del descarte
considera a los mayores un lastre, un peso, pues no sólo no producen,
sino que además constituyen una carga y, aunque no se diga abiertamente, a los
ancianos se los desecha. Y muchas personas mayores viven con angustia esta
situación de desvalimiento y abandono. Una sociedad sin proximidad, donde la
gratuidad y el afecto sin contrapartidas van desapareciendo, es una sociedad
perversa.
Fiel a la Palabra de Dios “la tradición de la Iglesia
siempre ha valorado a los ancianos y ha dedicado un cuidado especial a esa
etapa final de la vida. Por eso mismo, no puede tolerar una mentalidad distante,
indiferente y, menos aún, de desprecio a los mayores, y pretende despertar el
sentido colectivo de gratitud y acogida, para que los ancianos lleguen a ser
parte viva de la sociedad”.
Los jóvenes de hoy serán los ancianos de mañana. “También
ellos lucharon por una vida digna, recorriendo nuestras mismas calles y
viviendo en nuestras casas. Tengamos bien presente que donde los ancianos no
son respetados, los jóvenes no tienen futuro”.
… Queridos hermanos “recordemos hoy a los ancianos especialmente
necesitados, que viven solos, enfermos, dependientes de los demás. Que puedan
sentir la ternura del Padre a través de la amabilidad y delicadeza de todos”.
… “Queridos jóvenes, el camino cuaresmal que estamos
recorriendo sea auténtica ocasión para que podáis alcanzar la madurez de la fe
en Cristo”, ha indicado.
… “Queridos enfermos, participando con amor al mismo
sufrimiento del Hijo de Dios encarnado, podáis compartir desde ahora la alegría
de la resurrección”.
Y por último, a los
recién casados os deseo que encontréis “en la alianza que, a precio de sangre, Cristo
ha estrechado con su Iglesia, la base de vuestro pacto conyugal”.
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