¿Lo quieres?
Con la añoranza de la Navidad a cuesta, con el miedo a
perder el espíritu de estos días, nos enfrentamos con la realidad de una
sociedad con una multitud de detalles que no ayudan al recogimiento ante el
Misterio que celebramos.
El silencio parece que está reñida con nuestra vida actual.
El ser humano ha perdido su ser contemplativo. Pero necesitamos recuperarlo, no
podemos vivir de una manera mecánica.
Es necesario encontrar espacios para poder redescubrir la
grandeza de nuestro ser como hijos de un Dios, que está totalmente
enamorado de nosotros, que no le importa hacerse pequeño, indefenso, vulnerable
como un niño.
Es necesario volver nuestros ojos y contemplar con la mirada
de un niño este Misterio del Amor de Dios, que se nos ha dado a conocer en el
Niño de Belén.
Ese Niño necesita de nuestra ternura, tiene sus manos
abiertas hacia nosotros para que lo acojamos en la posada de nuestro
corazón.
Quizás te sientas cansado de todo este festival de ternura y
pienses que esto no es para ti, que lo tuyo es poder triunfar en un mundo
competitivo como este.
Quizás la vida no ha sido fácil para ti y todo esto te trae
sin cuidado, que tú no estas para esto, necesitas otras cosas más importantes
para afrontar tu día a día.
No importa, este Niño sabe esperar, tiene paciencia, lleva más
de dos mil años pegando en la puerta de nuestro corazón con delicadeza y espera
y espera.
De nuevo es Navidad y Él sigue esperando que alguien le abra
para entrar en nuestras vidas.
Que María y José nos ayude, ellos que supieron tenerlo tan
cerca están deseando darte a ti y a mí su gran tesoro.
¿Lo quieres?
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